La vida en los pueblos pequeños no siempre es sencilla. La falta de niños hace que la población envejezca a pasos agigantados, provocando que los colegios tengan que cerrar y cada día tengan que hacer varios kilómetros para disfrutar del derecho universal que es la educación.
Cristina es madre de dos hijos y ha decidido abandonar el que ahora es su hogar para mudarse a Ayna, un pueblo cercano al suyo que ha estado a punto de ver cómo el colegio tenía que cerrar.
En Ayna no llegaban al mínimo de alumnos necesario para que un colegio permanezca abierto, algo que está sucediendo en muchos de la Sierra del Segura, una comarca de Albacete. Ahora, gracias a la llegada de Cristina y de sus hijos, las puertas de este colegio permanecerán abiertas al menos durante los próximos cursos.
Cristina llegó a esta zona tras escuchar una leyenda que le contó su abuelo. Ahora, está casi recién llegada al mundo rural quiere repoblar estos pueblos: "El mismo día que se murió mi abuelo yo me vine aquí. Ahora quiero rehabilitar seis casas con sus tierras que he comprado para intentar que se venga más gente a vivir".