Warcraft 3 es uno de esos videojuegos que se nos han quedado a todos en la memoria, al menos a los que tenemos edad suficiente para haber disfrutado de uno de los mejores juegos de estrategia en tiempo real, en un momento en el que el género estaba más de moda que nunca. La saga Warcraft se nos había metido en las venas con sus dos primeras entregas, pero este tercer capítulo fue un punto de inflexión, para el género, pero también para el glorioso futuro de la propia Blizzard.
Este fue el salto de la saga Warcraft a las tres dimensiones y esto, ya por si solo, era un cambio fundamental en el juego. Pero no fue el elemento más diferenciador. El verdadero cambio fundamental fue conseguir que un juego de estrategia tuviera una historia sólida, profunda y apasionante detrás, que estuviera protagonizado por héroes reconocibles y llenos de matices y que su jugabilidad girara en torno a ellos. Así, Blizzard le añadió al juego un componente RPG que resultó ser revolucionario y que fue la clave de su tremendo éxito, copiado después por muchos otros títulos.
A la jugabilidad clásica de un RTS, con la eterna lucha entre orcos y humanos de fondo, Blizzard le añadió los héroes, unidades especiales en medio de los caóticos combates que tenían un nombre propio, una historia detrás y sus propias y únicas habilidades en el combate que, como en todo buen RPG, podían evolucionar y mejorar durante el juego. Además, los héroes eran la excusa perfecta para contar la historia tras los combates de Warcraft 3. Con ella, comenzaban las increíbles historias de Azeroth que nos llevarían, unos años después y como evolución lógica de la jugabilidad de este título, al MMORPG más popular de todos los tiempos: World of Warcraft.
Pero, más allá de suponer uno de los capítulos que dieron lugar al éxito extraordinario de Blizzard para convertirse en la compañía que es hoy en día, Warcraft III supuso mucho más, un juego que trascendió a la empresa que lo creó para cambiar la historia del videojuego. Y es que su editor de mapas y niveles, completamente abierto, dio a la comunidad una poderosa herramienta que mantuvo vivo el juego durante muchos años, con creaciones alucinantes. Tanto, que con este editor se creó DOTA. A sus creadores se les ocurrió utilizar a varios héroes para competir en un mapa donde el objetivo era destruir el ‘Ancient’ del adversario, protegido y colocado en esquinas opuestas del mapa. Había nacido el primer MOBA, que luego dio lugar a DOTA 2 (este ya creado por Valve) y a Legue of Legends. El resto, es historia.
Por todo esto, el anuncio de su remasterización (un secreto a voces) fue celebrada por los fans de medio mundo. En aquel anuncio Blizzard mostró una de las cinemáticas más emblemáticas del juego, completamente actualizada, y prometió que el título volvería cargado de mejoras: gráficos actualizados, jugabilidad reequilibrada, nuevos contenidos, todas las cinemáticas pasadas por el taller y, en definitiva, el juego clásico pero completamente “re-imaginado para el siglo XXI” (en sus propias palabras). Pues Warcraft III Reforged ya ha llegado y la respuesta de los fans ha sido extremadamente fría, por no decir ‘dolorosamente negativa’. ¿Qué ha pasado?
Pues, básicamente, que el juego que Blizzard prometió no se parece al título que finalmente ha terminado lanzando. Es cierto que el ‘reforjado’ ha traído un nuevo aspecto gráfico a Warcraft III que nos ha maravillado, pero algunas cosas se han quedado por el camino, como las nuevas cinemáticas prometidas, los nuevos contenidos o las novedades en la jugabilidad. Además, el juego viene con algunas ausencias con las que si contaba el original y que es lo que más ha cabreado a la comunidad, como la desaparición de los clanes, las tablas de clasificación o los torneos, además del cambio en la política de propiedad de todo lo que salga del editor de mapas y niveles (ahora todo pasa a ser propiedad de Blizzard). Este último movimiento es entendible, no se les vaya a escapar un nuevo ‘DotA’, pero con el resto de decisiones estamos algo desconcertados. ¿Será que no han llegado a tiempo?, ¿ha sido un lanzamiento precipitado?
Como ya hemos dicho, lo mejor es que el juego llega con un mejorado aspecto gráfico. Así, resulta una delicia volver a jugar la extensa, profunda y divertidísima campaña del juego original, ‘Reign of Chaos’, y su expansión, ‘Froze Throne’. El detalle de las unidades, edificios y héroes es fantástico, llegando al nivel del que vemos en Heroes of the Storm. Así, podemos volver a vivir uno de los mejores juegos de estrategia en tiempo real, como si hubiera sido diseñado hace unos meses. Un lujo para los que jugamos al título hace 20 años, pero también para los que no tuvieron oportunidad y les toca descubrirlo.
Otra pega la encontramos en la interfaz del juego, que Blizzard prometió rediseñar y adaptar a los gustos y usos más modernos. Al final, haciendo caso a algunas críticas que le llegaban de la comunidad, todo sea dicho, decidió volver a la interfaz clásica, algo tosca y desfasada, evidentemente. Así, todo parece el mismo juego, sin ningún tipo de cambio, más allá de la obligada mejora gráfica.
En cuanto a los modos multijugador, hay que decir que el hecho de estar integrado en Battle.net hace que sea mucho más fácil acceder a nuestra lista de amigos conectados para poder contactar e invitarlos a una partida. Pero la ausencia de los clanes, los torneos y las tablas de clasificación deslucen el aspecto social del título. Aunque parece que Blizzard ya se ha comprometido a arreglar esto y añadir estas características en próximas actualizaciones.
Warcraft III: Reforged es un RTS fabuloso, como lo era el juego original, pero hay que decir que como reedición es una oportunidad perdida para haber hecho algo realmente grande, para que su remasterización hubiera llegado a ser un verdadero homenaje a lo que significó el juego original. Con un poco más de amor, y de eso Blizzard sabe mucho y ya nos lo ha demostrado en otras ocasiones, el título hubiera llegado con horas de nuevas cinemáticas, una interfaz atractiva, nuevas funcionalidades que verdaderamente repensaran la jugabilidad del título, nuevos modos (¿un modo ‘DotA’ integrado?) y con todas sus opciones en el multijugador.
Pero no todo está perdido. Blizzard ya ha pedido perdón (hasta está reembolsando el dinero a todos aquellos que piden una devolución porque no es el videojuego que esperaban) y estamos seguros de que será capaz de corregir todos sus defectos mediante expansiones y parches. ¡Seguimos creyendo en Warcraft III!