Dune es una de las mayores influencias en todo el mundo de la ciencia ficción, muchas de las historias que han nacido posteriormente han sido afectadas por una razón u otra por la obra de Frank Herbert. También ha habido diversas adaptaciones de su propio universo en otros medios con mayor o menor fortuna. Hoy toca hablar de una adaptación al videojuego en un género que encaja perfectamente en un mundo de conflictos e intereses entre varias facciones, la estrategia.
Al hablar de Dune: Spice Wars hablamos de un juego de estrategia en tiempo real, en el cual podemos pausar o acelerar el tiempo. Se desarrolla sobre un mapa de Arrakis, el mundo desértico en el que la especia y el agua son lo más importante, pero sin olvidarnos de otros valiosos recursos como el dinero y los materiales de construcción, adaptando el modelo 4X. Nosotros hemos jugado al título de Shiro Games de manera anticipada en Steam, donde está disponible para jugarse con ese tipo de acceso.
La primera sensación que nos transmite Dune: Spice Wars es una de absoluta perdida, es lo normal en este estilo de juegos, sin embargo en este título aún con los tutoriales y explicaciones se da una sensación mayor. Es normal, la información que se genera a nuestro alrededor es abrumadora y por muchas explicaciones que nos den todo se queda igual. Se necesita un período de adaptación, para el que haya jugado a juegos por el estilo puede ser menor, pero no necesariamente, el sistema que plantea este videojuego hace que nuestra experiencia posterior quede a la misma altura que los que no han jugado a nada parecido.
La razón está en los recursos, siendo un 4X hay cuatro recursos que son los más importantes pero no deja de haber muchos más que se usan para situaciones específicas. En vez de usar menos recursos que se puedan usar en más de un propósito, se añaden varios que sirven para una cosa exclusivamente, una vez que nos adaptamos a ello es mucho más fácil entrever lo que este título nos da. Hasta entonces vamos como pollos sin cabeza, acumulando fortunas en recursos para los que no tenemos uso, o que aun siendo conscientes no esperamos que tenga un solo uso. Hay varios de estos recursos en Dune y que además están ligados a la forma de juego que busquemos y la forma de ganar que queramos.
En este sentido hay 3 maneras esenciales de alzarse con la victoria, la primera es mediante la fuerza bruta y/o el subterfugio, si no tenemos oponentes no hay quien nos desafíe. La segunda se logra mediante el juego político, cada 20 turnos de desarrollan unas votaciones que proporcionan ciertas ventajas y desventajas, si dominamos ese campo podemos lograr ser los gobernadores de Arrakis y ganar de esa manera. La última se logra mediante un medidor de hegemonía, al llegar a 50000 puntos obtenemos la dulce victoria, es probablemente la más difícil de alcanzar.
Cada una de estas tres maneras está ligada a una de las facciones, que son cuatro: Atreides, Harkonnen, Contrabandistas y Fremen. La primera está ligada al politiqueo y la influencia. La segunda y la tercera a la fuerza y el subterfugio, siendo la tercera bastante versátil y buscando también la influencia mediante el dinero. Y la cuarta busca sobre todo la hegemonía y el control. Todas pueden jugar como quieran, pero tienen ciertas tecnologías y efectos que los hacen ser especialmente buenos en situaciones concretas.
Esta versatilidad logra algo que al título le hace falta, enganchar a la gente al juego durante horas sin llegar a ser monótono ni jugar siempre de la misma manera, aun usando la misma facción. En este sentido el ritmo de Dune también juega un papel fundamental al ser en tiempo real siempre tenemos que estar pendiente de lo que va sucediendo, ya que no lleva un ritmo prefijado. Hay distintas opciones que hacen esto más sencillo como poder pausar el tiempo o acciones automáticas que suceden cuando, por ejemplo, un gusano gigante quiere merendarse una de nuestras máquinas de recolección. Tened por seguro que los gusanos van a ser un verdadero dolor en el culo y que mucha de la micro gestión va a ir en salvarle el pellejo a más de un soldado incauto, la mayoría de veces sin éxito.
De momento no hay un modo campaña como tal, solo un modo sandbox en el que tendremos una serie de objetivos que de vez en cuando saltan a modo de misiones. Las primeras están para ayudarnos a empezar con buen pie, el resto para lograr algún objetivo o prevenir algún mal. Una de las constantes va a ser el diezmo de especia que hay que pagar, importante si queremos tener influencia dentro del consejo...pero puede que ese no sea nuestro plan, al fin y al cabo, por lo que siempre podemos optar por vender la especia, aunque cabreará a mucha gente.
Siempre es difícil adaptar algo de lo que ya se han visto varias adaptaciones, algo que nos da una foto previa pues sirve para hacer comparaciones y son siempre odiosas. Sin embargo, hay que reconocer la gran labor a la hora de plasmar un mundo desértico y lo que podría ser una gran duna de arena en un paraje con cierta belleza y, ante todo, una ligera diferencia entre los distintos tipos de terreno que puede ayudar incluso a reconocer zonas poco agradables sin siquiera pasar el ratón por encima. Los diseños de los personajes, los subordinados y las zonas que habitan hacen de cada facción algo único y que refleja a la perfección el espíritu de cada uno.
Hemos tenido pocos problemas en cuanto a rendimiento, a pesar de ser un early access lo cual siempre es de agradecer, la gran pega viene a ser la localización de momento lo tenemos en inglés, aunque a futuro es muy probable que llegue al español, mientras va a ser un engorro debido a las confusiones que se pueden generar al intentar comprender alguno de los efectos.
Dune: Spice Wars es un juego de estrategia que logra ser una buena adaptación, con un ritmo propio. Su sistema de juego engancha y hace que se pasen horas y horas jugando y siempre atento a lo que pueda pasar, buscando la manera de tratar las partidas y lograr la victoria de la manera en la que prefiramos en ese momento. Siendo esta la gran virtud de su jugabilidad, la versatilidad que nos proporciona y donde queramos poner el foco. Esto se ve también reflejado en el resto de los aspectos del título, donde cada facción tiene su propio estilo dejando claro de que pie cojea cada líder.