Con Yakuza: Like a Dragon tanto Ryu ga Gotoku Studio como SEGA han optado por el riesgo que conlleva el cambiar una fórmula consolidada a lo largo de los años, compuesta por un buen puñado de entregas que los fans hemos disfrutado durante este tiempo. Para empezar, decimos adiós a la enorme trama de Kazuma Kiryu, Goro Majima, Haruka Saramura y el resto de personajes emblemáticos que conocimos para dar la bienvenida al entrañable Ichiban Kasuga. No es el único cambio, puesto que el sistema de combate también ha sufrido una significativa revisión para adentrarse en el completo género del RPG.
Con estas bases, sólidas pero arriesgadas, SEGA nos trae una obra magnífica en la que se nota cómo Ryu ga Gotoku Studio han sabido comprender el contexto sociocultural actual y lo han transmitido a través de la pantalla en una historia que va de mucho más que de Yakuza. A continuación os traemos el análisis de Like a Dragon, el cual ya se encuentra disponible en PC, PS4, Xbox One y Xbox Series X/S (además de en Game Pass y próximamente también en PS5).
La trama de Yakuza: Like a Dragon arranca presentándonos a Ichiban Kasuga como protagonista. Se trata de un huérfano que nació en un soapland de Kamurucho y desde bien pequeño conoció lo difícil y dura que puede resultar la vida. El momento que cambió su vida le llegó a los 15 años, cuando el líder yakuza Masumi Arakawa le salvó la vida. Desde entonces se unió a la familia con la promesa de que, pasara lo que pasara, sería fiel a Arawaka y le pagaría así la deuda que sentía que le debía.
No explicaremos mucho más con tal de no entrar en terreno de destripes, pero podemos afirmar que las cosas no irán exactamente bien para Ichiban. Aun así, el protagonista demostrará una y otra vez su optimista visión de la vida y cómo se puede afrontar cualquier situación si se cuenta con la perseverancia y paciencia suficientes. Con estos ideales, otros compañeros y compañeras se sumarán a su causa. A este respecto podemos decir sin temor a equivocarnos que se trata de personajes muy interesantes, bien construidos y creíbles que nos enamorarán de una forma u otra.
El grupo central está compuesto por cuarentones que deben hacer frente a problemas reales que cualquier persona a esa edad podría tener. Les ayudaremos a resolverlos de forma independiente (o no) al desarrollo de la trama principal, estrechando así nuestro vínculo con ellos. Gracias a un buen puñado de conversaciones que nos llegarán al corazón, acabaremos por cogerles cariño a todos ellos en las más de 40 horas que nos puede llevar completar la historia.
Cómo avanzábamos en la introducción, Ryu ga Gotoku Studio han hecho un gran trabajo al representar temas como lo son la pobreza, la adultez, la prostitución y demás. Sin perder en ningún momento su toque de humor e irreverencia, podremos conocer a personajes que nos explicarán directamente qué se siente al verse obligados a vivir en la calle o a tener que vender su cuerpo a cambio de tener un lugar en el que alojarse, debido a no disponer de un visado en regla para estar en el país.
No por ello se olvidan las raíces de la saga y aquellos personajes y tramas que la elevaron a dónde está actualmente. Nos esperan sorpresas e innumerables guiños a la franquicia, por lo que un/a fan de los Yakuza los podrá reconocer con más facilidad pero no por ello alguien recién llegado a la saga se quedará sin poder disfrutar de esta entrega. Al contrario, ya que se trata de una historia independiente y que puede suponer una puerta de entrada perfecta para adentrarnos en el mundo de los Yakuza de SEGA.
Todo ello y más nos espera en la ciudad de Yokohama, un escenario que se siente vivo y repleto de personajes a los que conocer, actividades divertidas por realizar y mucho más. El nivel de detalle es tal que nos permitirán poner un modo en primera persona para pasearnos por las calles y echar un vistazo al interior de cada escaparate que nos llame la atención, en los cuales nos esperan maquetas de comida muy realistas, ciudadanos realizando sus compras y una larga lista de ítems y situaciones propias y típicas del país nipón. Sobre todo en una situación global como la actual, en la que viajar está siendo tan complicado, poder pasearnos así por las calles de Yokohama y el resto de escenarios nos ha emocionado y llenado de ilusión y ganas de descubrir esa parte del mundo de forma física, en cuanto sea posible.
Las misiones secundarias y tareas que nos esperan en el mundo son muy variadas y apasionantes. Tenemos minijuegos como el majong, béisbol, tragaperras, recojelatas, karaoke, carreras de karts (muy completo y con evidentes referencias a Mario Kart) y muchos más. Tan solo con descubrirlos y completarlos todos ya podemos sumar decenas de horas más al ya extenso de por sí contador que nos supondrá llevar a cabo la historia principal.
Eso sí, no hay minijuego más complejo que el de gestionar nuestra propia empresa. Así es, por mucho que Ichiban haya nacido en un entorno humilde se le acabará presentando la oportunidad de tomar las riendas de una pequeña empresa de dulces familiar. ¿Su trabajo y, por ende, en nuestro? Conseguir que llegue hasta el número 1 y superar con creces a la competencia. Para ello tendremos que ponernos la chaqueta de empresario y aprender a gestionar nuestros empleados, negocios, ventas, beneficios, etc. Aunque pueda parecer demasiado enrevesado os aseguramos que finalmente lo conseguiremos y nos enganchará. Y, para añadir un motivo adicional a la propuesta, no podemos evitar mencionar que está en nuestra mano el otorgar el cargo de gerente líder a una gallina llamada Tortilla. Sí, como lo leéis.
En cuanto a las misiones secundarias en sí, nos han sorprendido para bien. A pesar de que su resolución no suela ser demasiado innovadora (pelearnos con unos enemigos, conseguir un ítem en concreto, ir de un lado para otro, etc.) lo que realmente las hace brillar son las historias que hay detrás y los NPC a los que podremos conocer. Algunos se unirán a la lista de posibles empleados de nuestra empresa y otros como mercenarios, para llamar en combate, pero lo que todos tendrán en común será lo interesante que resulta ayudarlos, más allá de la recompensa que nos den en el juego, para conocer más del mundo de Yakuza y sus habitantes.
El sistema de batalla ha cambiado radicalmente para adentrarse en el terreno del RPG. Creemos que este género le sienta como un guante, ya que les permiten disponer de una versión exagerada y con un toque humorístico de los juegos de rol pero aun así mantiene la epicidad y dificultad en los momentos en los que hay que mantenerla. Con esto nos referimos a que la explicación dentro del lore de todo lo que vemos en los combates es debido a que esa es la visión que tiene Ichiban del mundo. Un lugar dónde él es un héroe (como lo era el protagonista de su juego favorito: Dragon Quest) que debe luchar contra un amplio catálogo de villanos.
Para hacerlo contará con diversos aliados y aliadas, cada uno con sus propias habilidades, tipos de armas que puede manejar y especialidades. Todo ello puede cambiar al modificar nuestro trabajo (y convertir a nuestros personajes en guardaespaldas, chefs, idols, etc.). Lo podemos hacer tantas veces como queramos y a medida que subamos de nivel y de rango obtendremos habilidades más poderosas y variadas. Entre ellas encontramos algunas que afectan de forma individual o grupal a los enemigos, las que nos permiten recuperar PS o PM, curar nuestros cambios de estado (sí, nos pueden y podemos envenenar, quemar, paralizar...).
No hay turnos estrictos y muy marcados, sino que el momento de actuar dependerá de diversos factores como la velocidad del personaje. Por ello, se trata de un sistema muy complejo y que en ocasiones nos obligará a disponer de una estrategia medida al milímetro si no queremos que un jefe final acabe con nosotros de un solo golpe y las temidas palabras GAME OVER aparezcan en pantalla. Esto se aplica sobre todo a los compases finales de la aventura, en los cuales hemos notado un incremento significativo de la dificultad del juego que nos obliga a “farmear” para subir de nivel y mejorar antes de superar el enorme reto que aparece ante nuestros ojos.
Todo ello, sumado a unas animaciones muy divertidas y cuidadas y a un sinfín de posibilidades, nos ha convencido totalmente hasta el punto de no echar mucho de menos el antiguo sistema de combate, algo más injusto que este RPG en el que cada parámetro está medido. Sabemos que habrá detractores y nostálgicos que quieran regresar a lo que ya conocen, pero la evolución es necesaria y está más que justificada sobre todo en los casos en los que todo sale bien.
Gráficamente Yakuza: Like a Dragon es toda una delicia. No busca el fotorrealismo, pero aun así consigue que sus personajes y mundo sean muy creíbles y realistas. Ya sea en escenas cinemáticas, fluidas y cuidadas, como al pasear directamente, en tercera o primera persona, por los múltiples escenarios disponibles, nos maravillaremos con el nivel de detalle habido en cada rincón, con las arrugas y expresiones faciales de los personajes, el brillo del sudor que les recorre el rostro tras una dura pelea, etc. Se nota que estamos ante un título destinado a la nueva generación y, a pesar de haberlo jugado en PC, no cabe duda en que dispone de un apartado gráfico a la altura de las expectativas.
En lo referente a su apartado técnico sí que hemos encontrado algún que otro problema menor como pantallas de carga algo largas, carga lenta del mapa y bugs. Un ejemplo de ello es estar luchando contra un enemigo y que éste salte por los aires en lugar de caer al suelo. Aun así, creemos que todo ello se puede arreglar con un parche y, de hecho, la tardanza en las pantallas de carga no debería ser siquiera un problema en las nuevas consolas next-gen.
Por último, su apartado sonoro está compuesto por una BSO memorable y épica, además de un elenco de voces en japonés muy preciso y profesional. Cabe señalar que en Occidente estamos de enhorabuena porque llega totalmente traducido al español, algo que es inusual en la saga y sin duda muy de agradecer para poder incrementar la accesibilidad de la obra y disfrutar de frases hilarantes y expresiones típicas en nuestra lengua acompañando al elenco de voces en japonés.
Yakuza: Like a Dragon es una obra maestra que se sitúa entre nuestras favoritas de la saga. El cambio era arriesgado, pero SEGA y Ryu ga Gotoku Studio han logrado cosechar una entrega independiente e innovadora que refresca la fórmula conocida para hacer algo que mantiene totalmente la esencia de la saga pero a su vez la moderniza. Nos ha encantado poder acompañar a Ichiban Kasuga y al resto de personajes en este periplo repleto tanto de alegría como de desdicha. A pesar de haber visto ya los créditos, la ciudad de Yokohama todavía no nos ha saciado y estamos deseando regresar a ella para disfrutar de sus minujuegos, calles y gente que la habita.
Hemos realizado esté análisis en PC gracias a un código proporcionado por Microsoft