Análisis de Unto the End: el juego de morir mucho
Un título duro y difícil que se convierte en un desafío constante.
Volver a casa es la tarea más difícil en un mundo demasiado hostil.
Nos hemos enfrentado a Unto the End con muchas ganas, después de ver su atractivo diseño y algún tráiler en el que se mostraba un prometedor sistema de combate. El juego indie de 2 Ton Studios acaba de salir en PC, PS4, Xbox y Stadia, y nosotros los hemos jugado gracias a que se encuentra dentro del catálogo de Xbox Game Pass. Pero, desde luego, no esperábamos encontrarnos con el tipo de juego que nos hemos encontrado. Una sorpresa en todos los sentidos, ya que Unto the End no se parece a nada que hayas jugado y, ya lo avisamos, es un juego que no tiene piedad ninguna y quiere ser extremadamente difícil de superar.
El juego no engaña a nadie y es que Unto the End te avisa nada más comenzar. Aquí no hay créditos iniciales, ni explicaciones, ni tutoriales de ningún tipo, pero sí un texto de advertencia que deja las cosas muy claritas desde el principio: “Unto the End es un juego diferente. Olvida cualquier idea preconcebida que puedas tener. El combate está diseñado a propósito. Puedes perder la espada, quedarte sin suministros y desangrarte hasta morir. Es imprescindible observar, reaccionar y mantener la calma”. Te puedes tomar la advertencia a la ligera, pero te aseguramos que tras los diez siguientes minutos en el juego la recordarás bien y aprenderás que no exageraba lo más mínimo.
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Lucha para volver a casa
El juego, con unos gráficos bellamente diseñados en pixel art, nos pone en la piel de un cazador, que se despide de su familia (mujer e hijo) y se marcha a cazar en medio de un entorno helado. Pero, lamentablemente, en mitad de la persecución de una pieza de caza en las montañas, nuestro héroe caerá por un agujero invisible entre la nieve y se verá perdido, en mitad de unas interminables cuevas congeladas. Nuestro objetivo, volver a casa de una pieza. Nada más y nada menos. Porque, como imagináis, volver a casa vivo va a ser una tarea muy complicada.
En la advertencia inicial, los desarrolladores nos pedían calma y observación y enseguida aprenderemos que tenemos que hacer caso a ambas indicaciones. El título es extremadamente duro, sobre todo cuando te enfrentes al primer combate. Será difícil, muy difícil y morirás, varias veces. Tanto que te preguntarás: ¿es posible que no sea capaz de eliminar al primer enemigo de un juego? La respuesta es sí y tienes que intentar no frustrarte. Está diseñado así y estamos obligados a aprender su sistema de combate, muy profundo y trabajado, y aprenderlo por las malas. Y aun siendo aplicados en el aprendizaje, saber que cualquier mínimo despiste, una décima de segundo fallando una cobertura, un paso en falso armando un contraataque, dará con nuestro cuerpo en la nieve, desangrados.
Afortunadamente, el juego nos da algunas pistas, pocas pero si sabemos aprovecharlas podremos avanzar un poco más. En la oscuridad encontraremos algunas hogueras, donde podremos calentarnos, fabricar algunos utensilios y, algo vital en los primeros compases, acudir a nuestros recuerdos para practicar el combate. En la primera hoguera acudiremos al recuerdo, cuando disfrutábamos de la primavera en casa, y podremos practicar el combate con nuestra propia esposa con unas espadas de madera. Aquí el juego nos cuenta los secretos de cada movimiento y nos anima a utilizarlos y combinarlos todos: teneos un ataque ligero y un ataque pesado, una parada alta y una baja, podemos lanzar unas daga desde lejos o apuñalar con ella a un enemigo cercano, podemos rodar por el suelo para esquivar, dar un empujón de hombro al contrario, realizar dos tipos de fintas diferentes para engañar a un enemigo con un ataque a medias y un par de contraataques demoledores justo después de una parada exitosa. Son muchos conceptos y todos se despliegan con el stick izquierdo y un puñado de botones, pero si practicamos mucho nos daremos cuenta de que los combos son posibles y las posibilidades, casi infinitas.
Pero, aunque creas que has dominado el combate, enseguida te darás cuenta de que cada enemigo al que te tienes que enfrentar es un mundo, ataca de forma distinta, se mueve de forma distinta y reacciona a tus movimientos y ataques de manera diferente al resto. Y todo se complica. Lo primero que pasará es que tu mujer te dará una tremenda paliza en este recuerdo que sirve como entrenamiento. Una buena manera de anticipar lo que vendrá. Porque como ya hemos dicho, aquí se viene a morir muchas veces, todo el rato.
Pero cada muerte a manos de las diferentes criaturas nos enseñará algo y, si somos observadores y pacientes, tal vez en el siguiente intento salgamos vencedores. Al menos, cada vez que morimos reapareceremos rápido, unos metros más atrás de donde caímos. Así, no hay que esperar demasiado entre intento e intento, entre muerte y muerte, lo que no hará tedioso volver a enfrentarnos a esos enemigos que se nos atragantan. Y digo enemigos porque, si no fuera ya bastante complicado luchar contra un solo enemigo, el juego tiene la costumbre de lanzarnos enemigos por parejas o en grupo.
El combate está deliciosamente diseñado y es complejo, duro, pero te sorprende con cada encontronazo. Normalmente porque el enemigo hace algo completamente inesperado y te rebana el cuello, pero esto no deja de maravillarnos. Y porque, aunque tengan que pasar un par de horas de juego, finalmente le irás cogiendo el tranquillo y verás como eres capaz de dominar bloqueos, fintas y contra ataques y tu personaje comenzará a sentirse poderoso. Y tú con él, porque estarás siendo capaz de doblegar una aventura muy complicada. Y eso es tremendamente gratificante.
La mayoría de los combates te enfrentarás a un o o dos enemigos, pero hay que estar muy pendientes de todos sus movimientos y de cómo intentan engañarte para atacar por detrás, o justo por el lugar que tienes más descubierto. La clave está en vigilar todos sus movimientos, saber parar sus golpes y contrarrestarlos. Y aunque empieces a dominarlo, la diferencia entre parar un golpe y recibirlo es tan insignificante, que muchas veces caerás, aunque ya creas que tiene dominado su combate.
Sobrevive como puedas
Pero, más allá del combate, el resto de elementos del juego son igualmente parcos en información y tremendamente crueles, como la vida misma. Nuestro personaje tendrá que intentar conseguir recursos para no perecer en medio de la nada. Si recibimos una herida, tendremos que tomar medicina o curarnos con unas hierbas, porque si no, nos iremos desangrando hasta morir. Y el juego no cuenta con ningún indicador, con ninguna barra de vida que te muestre que te estás desangrando. Puede que las marcas de sangre en la ropa del cazador nos puedan dar pistas, pero no demasiadas. Tendremos que intuir cuando estamos heridos, aprenderlo después de cada combate y asegurarnos de curar esas heridas o estaremos muertos unos minutos después.
Por eso, es importante ir recogiendo todo lo que encontremos: huesos, pieles de animales, maderas, hierbas, etc. Tendremos que fabricar antorchas para iluminarnos, porque si no, no veremos nada en la oscuridad e intentar no perder esa antorcha que se nos caerá en medio de un combate, complicando nuestra visión y haciendo aun más difícil esquivar los golpes del rival (si es que todo se complica más y más). También tendremos que fabricar las dagas y no olvidar recogerlas de los cadáveres una vez que las hemos lanzado, fabricar medicinas con las hierbas, etc. El juego nos pone a prueba constantemente, y nos deja algunas herramientas a mano para intentar salvar el pellejo, pero son tan escasas… También puedes encontrar trozos de armadura, cascos, si exploras lo suficiente y luego recordar hacer mejoras en las hogueras.
Además, en muchas ocasiones cuando nos acerquemos a las extrañas criaturas hostiles y a otros enemigos, podremos evitar el combate por medio de algo de negociación. El juego nos permite ofrecer recursos valiosos a los contrarios y así hacer que nos dejen y no nos ataquen. No siempre es posible, pero sí algunas veces y es muy interesante ser capaz de llegar a acuerdos con estos enemigos.
En definitiva…
Unto the End es un juego distinto, desde luego. Es muy desafiante y podría llegar a frustrarte, pero si te lo tomas con la suficiente calma, paciencia y te concentras en dominar su combate y su gestión de recursos, podrás descubrir una historia fabulosa, que no se cuenta con palabras, sino solo con su genial estilo visual. Gráficamente es sencillo, minimalista, pero sus pocos pixeles y sus tonos fríos transmiten una atmósfera peligrosa y hostil. Y todo con una banda sonora elegante y emotiva. Una experiencia cautivadora y genial si te gustan los juegos difíciles.