El catálogo independiente continúa formando parte de un más que interesante grueso de los catálogos de distribución digital tanto en consolas como en PC. Uno de los puntos fuertes dentro de este género son los puzles, con propuestas atrevidas y arriesgadas que al mismo tiempo innovan. Eso no implica que nos encontremos siempre ante algo completamente diferente y con un cambio excesivamente radical, sino todo lo contrario, ofreciendo toques personales que hacen sus producciones únicas.
Hoy nos centraremos en The Last Cube, una aventura con tintes de puzles desarrollada por Improx Games. La desarrolladora en cuestión no es que haya sido una de las que más haya despuntado en estos últimos años, de hecho, ha sido una única producción de ellos que ha salido a flote. Con tan sólo cinco trabajadores lanzaron un extraño arcade conocido como Trimmer Tycoon en el que había que afeitar y arreglar las barbas de tus clientes conforme ellos lo solicitaran. Este llegó en el 2016 y casi seis años después podemos disfrutar de una producción con mayor seriedad y recursos encima de la mesa.
El videojuego no cuenta con ningún tipo de historia ni trama argumental de fondo, simplemente presenciaremos como durante los primeros segundos de partida un bloque de gran tamaño con forma cúbica explotará y se reducirá prácticamente a nada. De todos esos escombros encontraremos a nuestro protagonista, por llamarlo así de alguna manera, un cubo de unas dimensiones mucho menores y que deberá recorrer diferentes lugares. Poco a poco, a través de secuencias que iremos hallando a lo largo del juego desvelaremos una trama donde la traición ha llevado este planeta a la destrucción. De este modo, sin ningún tipo de complicación ni argumentos complejos, comenzaremos su sencillo tutorial para aprender las mecánicas básicas y ponernos manos a la obra.
La premisa en The Last Cube es sencilla. Nuestro cubo, como es habitual, cuenta con un número de seis caras y en una de ellas dibujado un símbolo. El objetivo será ir avanzando con el cubo y llegar a un punto concreto del escenario en el que hacer coincidir esa cara. Parece fácil pero no lo es en absoluto dado que los escenarios cuentan con una estructura lógica que pondrán las cosas difíciles, obligando a tomar caminos alternativos, movernos más de la cuenta y haciendo todo lo posible para que coincidir la cara y el símbolo no sea tarea sencilla.
En su favor debemos decir que las fases han sido creadas de una forma inteligente, obligando al jugador a tener que repetirlas si dan un paso en falso y al mismo tiempo resultar complicado resolverlas al azar. Desplazarse por este entorno dividido en cuadrados es muy sencillo gracias a los sticks del mando, aunque en algunos momentos peca de mucha sensibilidad y nos hará dar más de un paso en falso. La misión principal, como ya mencionábamos anteriormente, será la de llegar a un punto concreto que no necesariamente estará al final de una fase, sino en algún lugar que lo hagan más complicados.
Nuestro cubo incorpora una serie de power-ups que ir asignándole con la misión otorgarle habilidades diferentes. Hay un total de seis distintas que irán siendo descubiertas conforme se vayan pasando niveles. Para poder hacerte con ellas únicamente deberás pasar por encima de estas y en ese mismo instante ya estará equipada. Eso sí, únicamente se puede utilizar una a la vez, por lo que habrá que elegir si deseamos poder girarlo lateralmente, hacerlo rodar en ese momento o algo totalmente distinto. Con el uso de estos power-ups la dificultad y la profundidad de los puzles suma muchos enteros, haciendo que resulten bastante entretenidos e intrincados en muchos casos. Existen otros que te obligan a moverte cuatro casillas hacia una dirección, ascender por escaleras e incluso clonar tu propio cubo. Las posibilidades son muchas y reside en el jugador tomar el camino que considere adecuado para pasar a la siguiente fase.
También se cuentan con elementos que han sido tomados prestados del género, como la posibilidad de dirigir rayos láser cuya posición es fija y deben ser apuntados para activar o desactivar interruptores que darán paso a otros escenarios y lugares. En este caso es muy útil lanzar una copia de tu cubo para ubicarlo durante unos segundos y enlazar los movimientos necesarios para resolver el puzle. Pero no todo el tiempo se contará con el hándicap y las facilidades de los power-ups ya que en ciertos momentos se integran recuadros que eliminarán la habilidad y harán partir de cero desde ese momento.
La premisa en sí no es complicada, pero muchos de los puzles a los que hacer frente sí, por ello la desarrolladora ha puesto a disposición de los jugadores un sistema de pistas con el que obtener recomendaciones sobre cuál es el paso más acertado a realizar. Si bien no es una ayuda con la que consigas pasar los niveles sí que resulta muy útil en momentos en los que te quedes atascado. The Last Cube proporciona media docena de mundos que descubrir y cuya dificultad ascenderá gradualmente y resultando un auténtico reto la resolución de muchas estas pruebas. De esta forma contamos con más de 100 puzles y que resultan realmente gratificantes.
Otro punto a su favor es el componente rejugable ya que una vez pasado un mundo se desbloqueará una versión alternativa, pero cambiando la disposición de power-ups o algún que otro obstáculo. También se dispone de una serie de cubos en miniatura que se encuentran escondidos en zonas concretas del mapeado y que actúan como coleccionables. Una vez se hayan reunido una buena cantidad de estos se desbloquean aún más niveles con un componente mucho más exigente.
Si por algo destaca The Last Cube en su aspecto técnico es por ofrecer una entorno muy minimalista y poco sobrecargado. En sus escenarios, de unas dimensiones reducidas, pero con lo mínimo para resultar desafiantes, resaltan las tonalidades de neón y efectos de un corte futurista. El diseño de los puzles ha sido obrado de forma inteligente, lo suficiente para ofrecer casi siempre algo diferente y con lo que estrujarse los sesos. El título luce en alta definición y sin hacer grandes alardes de rendimiento cumple con su cometido, visualizar bien los elementos en pantalla. Un punto negativo que no comprendemos son sus largos tiempos de carga, llevando muchos segundos acceder a los niveles.
The Last Cube es una sorpresa inesperada. Un cubo que se desplaza por casillas y la presencia de power-ups da mucho juego y para unas cuantas horas. Cierto es que no estamos ante una de las propuestas más originales de la época, pero sí que consigue distraer y plantear un reto muy interesante a aquellos amantes de los puzles. Si no eres un auténtico adepto al género no debes preocuparte, ya que su comienzo con baja dificultad y la presencia de un tutorial facilita y mucho las cosas.
*Hemos realizado este análisis con un código de The Last Cube para PS5 proporcionado por Improx Games.