La era medieval fue una de las más convulsas, sobre todo si nos pusiéramos a hablar de cómo funcionaba la sociedad en aquella época. La presencia de los mercenarios campando a sus anchas por territorios era una de las cosas más habituales, así como ser uno de los puntos retratados con mayor frecuencia en los videojuegos. Todo esto, dentro de un sencillo sistema de turnos que si bien se ve entorpecido por unas prácticas no muy bien implementadas nos traen un juego independiente con buenas premisas pero que no acaban de ejecutarse como se hubieran deseado.
El título del que hoy os hablamos es Royal Frontier, que viene bajo el desarrollo de Woblyware quienes han estado de otras producciones a pequeña escala como League of Evil o Devious Dungeon entre otros. Si eres una persona que se encuentra informada y ligada el género independiente verás un denominador común en estos títulos y es que fueron editados por los aragoneses Ratalaika Games, que vuelven a traernos a la distribución digital el género tanto en consolas como en PC.
Ahora bien, como mencionábamos anteriormente, la era medieval se ve al mismo tiempo unida a una fantasía en el que luchar contra criaturas irreales y otros enemigos que sí podrían ser afrontados en la vida real. Su historia nos traslada de esta manera al papel de tres mercenarios que exploran un peligroso territorio y cuya travesía les llevará un total de 45 días que cumplir. Esta es la cantidad de tiempo que les tomará escoltar una caravana con colonos de un lugar a otro del país para llegar a New Haven. De esta forma, habrá que hacer frente a un sinfín de enemigos, bestias y criaturas desconocidas.
Siguiendo un hilo bastante lógico, Royal Frontier compone cada nivel por un día, por lo que tiene un total de 45 fases que pasar y cuya dificultad irá ascendiendo a medida que se avance. Woblyware ha querido poner las cosas un poco complicadas y que avanzar no sea un camino de rosas, por lo que nuestros tres mercenarios tendrán que arreglárselas con sus armas y habilidades. Si te lo preguntabas, su sistema de juego consiste en combates por turnos y en el que cada personaje tiene puntos interesantes a destacar.
Lo primero de esto es que cuenta con una cantidad de puntos de golpe, lo que de toda la vida ha sido la vitalidad de nuestro héroe, cuya cantidad una vez se vea agotada caerá en el combate. También incorpora otros como puntos de poder para ejecutar habilidades mágicas y otros dos contadores con funciones de ataque y defensa. Cada uno de estos a su vez tiene una habilidad básica propia de este, lo que obliga a decantarse por uno u otro dependiendo del estilo que más guste. Ya sea ser un caballero que no se cansará de dar espadazos, ser el druida que cura a sus compañeros o el mago con habilidades mágicas y que controla el fuego.
Ahora bien, la principal miga la hallamos en su sistema de combate, algo que nos ha traído aires de nostalgia y recordado mucho a los JRPG de la década de los noventa con tintes roguelike. Las batallas son por turnos y cuentan con unas pequeñas innovaciones a través de comandos en tiempo real para realizar ataques más rápidos o defenderse y recibir una cantidad menor de daño. Sobre el papel suena muy bien, pero se nos antoja un poco corto el abanico de acciones a realizar, teniendo un ataque básico, habilidad mágica y la defensa. En cuanto se ataque a un enemigo concreto con su movimiento básico se iniciará una pequeña secuencia QTE en la que pulsar el botón en el momento adecuado para así asestar un daño mayor o un efecto de aturdimiento.
Esto en cierta medida es algo lógico y que prima el desafío junto al jugador ya que se pretende hacer que este se encuentre atento y no pulse los botones de manera mecánica esperando a derrotar al enemigo. Tan importante es defenderte como atacar, por lo que las secuencias QTE también estarán y al presionar en el momento correcto se recibirá algo menos de daño. Lo interesante de esto es que los contrincantes tienen unos patrones de movimiento bien diferenciados, por lo que descubrirlos siempre requerirá un par de turnos. Como es lógico, a medida que se van superando niveles tus personajes irán sumando puntos de experiencia que les otorgan nuevas e interesantes habilidades.
Royal Frontier se encuentra estructurado en un mapeado por niveles y en el que hayamos tres hileras de fases. Aparentemente parece que el titulo nos obliga a elegir un camino, pero no es así, ya que dependiendo de la pericia en los combates se irá derivando por distintas rutas. Esto hará que los combates puedan ser más o menos asequibles, al igual que terminar enfrentándose a uno de los tres jefes finales disponibles. Asímismo, se puede ser desviado a una casilla que enfrente a un enemigo, caer en una tienda para comprar objetos curativos o incluso recibir un cofre con tesoros. Todo depende de la suerte y las acciones.
Concretando ante el título que estamos, Royal Frontier con sus innovaciones intenta desmarcarse de los JRPG tradicionales e intenta introducir elementos roguelike, ya que cada vez que se concluya un combate se verán mermadas la vitalidad y puntos de magia, lo que obliga a tener un elemento de supervivencia y estrategia. Esto puede hacer que te encante el juego o lo odies, ya que lógicamente si mueres en combate tendrás que comenzar desde el principio y perdiendo todo lo que has obtenido. Si bien la premisa es divertida no otorga la suficiente variedad que esperábamos, volviéndose repetitiva tras pasar el juego un par de veces y no ofreciendo rejugabilidad.
La presencia de un estilo gráfico que sorprende con su pixel art es lo más llamativo, con mucho colorido y unos diseños variopintos. Este además es muy desenfadado y que saca una sonrisa al ver los modelados que la desarrolladora ha decidido introducir. Sus animaciones han sido bien trabajadas, así como los escenarios que a pesar de ser ilustraciones estáticas son variadas y dan esa sensación de estar en distintos lugares junto a la caravana que estás defendiendo. También destacaremos su interfaz, sencilla y práctica y que recuerda a los JRPG de antaño. Lo mismo podemos decir de su banda sonora, con unas melodías con tintes épicos y unos efectos de sonido de lo más retro. No olvidemos que cuenta con localización de textos al castellano.
Royal Frontier es una experiencia JRPG pero que al mismo tiempo introduce tintes roguelike para hacerlo más desafiante. Su mapeado estructurado en distintos caminos y su sistema de combate son algo clásico pero los tintes para sobrevivir son sorprendentes, pero no logran alcanzar unas cotas de rejugabilidad que lo haga una compra indispensable. Si bien la experiencia es entretenida y su precio muy reducido, es muy recomendable para aquellos que disfrutaran de los dos géneros mencionados anteriormente o busquen algo con una estética añeja y retro.
*Hemos realizado este análisis gracias a un código de Royal Frontier para PS5 facilitado por PR Hound.