Análisis de Immortals Fenyx Rising: una epopeya épica para todos los públicos
Analizamos la aventura mitológica de los creadores de Assasin’s Creed Oddysey
Aventura, rol y puzles con muchas referencias a Zelda: Breath opf the Wild
Llevábamos tiempo esperándolo y en ese tiempo ha cambiado hasta de nombre. El nuevo proyecto de Ubisoft Quebec, que conocimos en un principio como God & Monsters en aquel E3 de 2019, es una aventura épica basada en la mitología griega y, ya desde aquel primer vistazo en la feria de Los Ángeles todo el mundo vio parecidos más que razonables con Zelda Breath of the Wild. Y así, se le empezó a conocer: el ‘Breath of the Wild de Ubisoft’.
Con su nombre definitivo, Immortals: Fenyx Rising, el juego acaba de llegar tanto a las consolas de la generación actual como a las nuevas (PS5 y Xbox Series X/s) y supone un interesante soplo de aire fresco y una nueva IP para Ubisoft con mucho potencial. Es cierto, hay muchas cosas en el juego que recuerdan al título de Zelda en Switch, pero también tiene su propio estilo y un montón de cosas que ofrecer. Y todo, envuelto de las ricas leyendas de la mitología griega. Tras acompañar a Fénix en su compleja odisea, ya os podemos contar qué ofrece esta divertida aventura.
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Las movidas de los dioses
No es casualidad que hayan sido los responsables de un juego como Assassin’s Creed Oddysey los responsables de crear esta aventura basada en la mitología griega. En aquel título ya tuvieron la oportunidad de crear un enorme mundo abierto basado en aquella época e introdujeron una buena parte de sus mitos, muchos de ellos se mezclaban con la realidad histórica del periodo helénico que también quisieron reflejar. Pero aquí, libres de ataduras históricas, el estudio se ha desatado y ha creado un complejo y rico guion con muchas libertades, pero basado en un montón de historias y mitos de los dioses griegos.
Y todas las historias que se mezclan en el guion de Immortals Fenyx Rising están recogidas y narradas con bastante rigor, pero también con mucho cachondeo, con unos dioses irónicos y bromistas que nos narran sus batallitas, traiciones y amoríos con chistes y dobles sentidos. Y es que los dioses del Olimpo no se tomaban las cosas muy en serio y, aburridos como estaban en su inmortalidad, se dedicaban a jugar con las vidas de los humanos de múltiples formas.
En este contexto comienza la historia de Fénix, nuestro protagonista (o nuestra protagonista) y es que el juego nos permitirá elegir su género, además de su aspecto físico en un sencillo editor (en el que también podemos elegir su voz entre unas cuantas). La historia se nos va narrando en tercera persona y es contada al propia Zeus por Prometeo, que sigue encadenado a una montaña cumpliendo su castigo por haber robado el fuego de los dioses y habérselo entregado a los hombres. A medida que Prometeo le cuenta la historia a Zeus, vamos viviendo en primera persona todo lo que ocurre.
Y esta conversación entre el titán castigado y el padre de los dioses es de lo más divertida, nos ayuda a entender todos los giros del guion y nos va introduciendo los diferentes mitos y leyendas que forman parte de la aventura. Una epopeya que comienza con nuestra protagonista (nos referiremos a ella en femenino porque nosotros elegimos que Fénix fuera una mujer en nuestra partida en Xbox Series X) tirada en una remota playa después de que su barco naufragara. Al despertar se da cuenta de que toda la tripulación ha sido convertida en piedra, junto con el resto de habitantes de la isla en la que ha naufragado.
Poco después descubriremos que estamos en la Isla Aúrea, la isla donde moraban los dioses del Olimpo. Pero los dioses no están, ya que han sido derrotados por Tifón, un poderoso titán que se ha liberado de su prisión, que ha transformado a los dioses quitándoles su poder, ha extraído a miles de terroríficas criaturas del Tártaro (que han infestado la Isla Aúrea) y que pretende transformar el mundo en un terrorífico infierno. Los dioses ya no pueden hacerle frente y un montón de héroes han intentado detenerlo, pero todos han fracasado.
Y, como no podía ser de otra forma, la inexperta Fénix es la última esperanza para derrotar a Tifón. Prometeo está convencido de que será capaz, y Zeus piensa que es imposible que lo consiga. Así, mientras Prometeo le cuenta la historia épica de Fénix, ambos hacen una apuesta sobre su destino. Si Prometeo gana y Fénix vence a Tifón, será liberado de su martirio. Así, entre la narración y la tonelada de anécdotas que se cuentan Zeus y Prometeo nosotros nos dedicaremos a vivir la historia de Fénix, que cruzará su camino con dioses, titanes y demás criaturas, que le contarán sus historias y le plantearán retos y desafíos. Así, además de pasarlo en grande con esta atractiva aventura, aprenderemos una barbaridad de mitología clásica.
Un enorme mundo para explorar
Una vez que hemos realizado los primeros compases en el juego, con una pequeña zona y unas cuantas primeras misiones que configurarán el prólogo de la historia (un prólogo que se le antojará larguísimo al impaciente Zeus) la Isla Áurea se abre ante nosotros. Y, a partir de ese momento, podemos explorar libremente todo el gigantesco mapa. Y es que la exploración será uno de los pilares del juego, algo que podremos hacer a pie, a lomos de las diferentes monturas que encontraremos (tenemos que domesticarlas antes para poder adquirir como monturas) o planeando con las diferentes alas que Fénix podrá obtener a lo largo del juego (primero contaremos con las célebres alas creadas por Dédalo, pero solo serán las primeras de muchas). Sí, la doma y uso de monturas y las alas para planear (unido a la capacidad de escalar con medidor de resistencia incluido) son elementos calcados de Breath of the Wild.
La Isla Áurea está dividía en distintas zonas, cada una de ellas antiguo hogar de unos de los dioses caídos en desgracia. Todas ellas encuentran con una estatua de su dios a la que podemos subir para explorar la zona desde lo alto y levantar la niebla que cubre el mapa de esa región (este elemento nos suena más a Assassin’s Creed). Desde lugares altos también podemos activar una vista en profundidad que nos desvelará lugares de interés, misiones secundarias y tareas que hacer. Por eso, una buena idea según llegamos a una zona nueva es subir a estas estatuas y localizar los lugares que nos propondrán retos y nos otorgarán recompensas.
Por supuesto, el hecho de que tengamos abierto todo el mapa y cualquier zona desde el principio para adentrarnos en ella y explorar, no quiere decir que sea una buena idea. Y es que las distintas regiones están pobladas por enemigos de distinto nivel y puede que nos metamos en una zona para la que no estamos preparados. Como buen RPG de exploración, tal vez tengamos que progresar a nuestro personaje y hacerlo más poderoso antes de adentrarnos en tierras demasiado peligrosas. Comenzamos la aventura en el Valle de la Eterna Primavera, la región de Afrodita, que parece la zona más asequible para nuestra inexperta heroína. Hay muchas para hacer aquí, así que la prudencia exige que nos dediquemos a realizarlas antes de aventurarnos a otras zonas. Pero la decisión es libre, de hecho, nosotros saltamos al poco tiempo a la Guarida de la Guerra, una zona colindante perteneciente a Ares, el dios de la Guerra. Es una zona más exigente, pero aquí realizamos muchos desafíos y de hecho fue al primer dios que liberamos.
Y es que en cada zona tendremos que dar con el dios correspondiente, transformado en distintas cosas por Tifón, y ayudarle a volver a su forma original. Y es que sólo con nuestras herramientas no podemos enfrentarnos al titán y necesitaremos el favor de unos cuantos dioses para que nuestra empresa tenga éxito. Y qué mejor que ayudarles a volver a sus formas de dioses para que nos den sus bendiciones. Estas serán las misiones principales que nos irán ir avanzando en la historia general del juego, pero serán largas y estarán compuestas por decenas de pequeñas misiones y encargos. Ni el propio Odiseo tuvo que hacer tantos trabajos tan complicados para obtener el favor de los dioses.
En el centro de la primera región se encuentra el Salón de los Dioses, que será el cuartel general de nuestra aventura. Allí irán a parar los dioses cuando consigamos devolverles sus formas originales y es allí también donde tendremos todas las herramientas para hacer progresar a nuestro personaje, mejorar todas sus características y ganar recompensas para avanzar en la aventura. Además, desde aquí tendremos acceso también a un mantón de misiones secundarias.
Combate, plataformas y muchos puzles
El gameplay de Immortals Fenyx Rysing irá llevándonos desde el principio entra la exploración, la resolución de un montón de puzles cada vez más complejos y profundos, algunas secciones plataformeras y, sobre todo, muchos combates contra enemigos de todo pelo. Para ello, el juego cuenta con un sistema de combate muy divertido y que mezcla la posibilidad de usar espadas, hachas y un arco (un sistema que nos recuerda poderosamente a Assassin’s Creed). Además, hay un montón de habilidades ofensivas que podemos adquirir y que utilizarán como arma las propias alas de Fénix y los poderes otorgados por distintos dioses. El sistema es profundo y muy variado y se puede adaptar al gusto de los diferentes perfiles de jugadores. Algunos utilizarán más el arco y mantendrán las distancias y otros serán más de usar las hachas y espadas en pelea cuerpo a cuerpo.
Fénix cuenta con un medidor de resistencia, como hemos dicho muy similar al de Breath of the Wild. Este medidor es vital para saber si seremos capaces de escalar una pared, pero también determinará las distancias que podemos planear con nuestras alas o las distancias que podemos aguantar nadando. Pero también afectará a nuestra capacidad para esquivar, por ejemplo, una habilidad muy necesaria en los combates y también a la hora de utilizar distintos golpes o habilidades. Hay que estar muy pendiente de la barra de habilidad, una barra que podemos rellenar gracias a unos hongos azules que podemos recolectar o a las pociones de resistencia que podemos equipar. Del mismo modo nos ocurrirá con la barra de salud, que este caso puede rellenarse con unas granadas o las pociones de salud equipadas.
Los puzles y las plataformas cobrarán mucha importancia a la hora de realizar retos para obtener preciados objetos, u objetos de misión, y sobre todo en las llamadas Cámaras de Tártaro. Estas cámaras nos acercan al inframundo, están repartidas pro todo el mapa y presentan desafíos que, aunque también pueden incluir combates, suelen centrarse en complejos puzles y secciones de habilidad.
Combates, exploración y puzles resultan una mezcla perfecta y todo funciona bien y está bastante equilibrado, y nos da la sensación de poder de Fénix que, aunque se trate de una simple humana, tiene a su alcance muchos desafíos y recompensas dignas de los dioses.
Mejoras, progresión y los favores de los dioses
Como hemos dicho antes, la historia general se irá ramificando en una serie de misiones principales que podemos ir afrontando por orden. Pero entre ellas, podemos prestar atención a un montón de actividades, desafíos y misiones secundarias que harán progresar a nuestro personaje y nos otorgarán recompensas muy necesarias. De hecho, esto en realidad deja de ser una elección y es una necesidad cuando nos demos cuenta de que algunas zonas, algunos enemigos y algunos retos nos comienzan a resultar imposibles con nuestro nivel. Y es que Fénix tiene que crecer como heroína antes de enfrentarse a retos titánicos, y en la Isla Aúrea hay un montón de cosas que hacer para conseguir este objetivo.
Pero aquí no hay una progresión de nivel por número, como suele ocurrir en los RPG, sino que las habilidades, armas, equipo y ayudas se pueden ir mejorando a cambio de una serie de recursos y recompensas que se obtienen por todos los rincones de la Isla áurea. Para obtener estos recursos hay que participar de las diferentes actividades, misiones y retos repartidos por las distintas regiones y a veces los encontraremos explorando, encontrando cofres, eliminando a enemigos míticos o a lo largo de las misiones principales. Para canjear todas estas recompensas y hacer crecer a Fénix como poderosa heroína, hay que visitar regularmente el Salón de los Dioses (mejor utilizando el viaje rápido).
La ambrosía que recojas (está escondida en los lugares más remotos y normalmente más altos) podrás usarla en la cílica de Atenea para aumentar tu salud máxima; los rayos de Zeus (que se consiguen al completar las cámaras de Tártaro) se pueden usar en el Banco de Zeus para aumentar tu resistencia máxima; los fragmentos de adamantina de distintos colores se pueden fundir en la fragua de Hefestos para mejorar armas y armaduras; las monedas de Caronte se pueden utilizar en la cisterna del Rio Estigia para mejorar habilidades y poderes divinos y, por último, se pueden crear y mejorar las pociones (de salud, resistencia, daño y defensa) mezclando ingredientes en los calderos de Circe.
Resulta un interesante y profundo sistema de progresión, mejoras y recompensas y te permite ir creando al héroe o heroína que más te guste. También obteniendo los diferentes cascos, armaduras, alas y armas que irás encontrando uy obteniendo. Además, hay una serie de habilidades pasivas que los dioses te irán concediendo en forma de bendiciones, y que harán a Fénix más poderosa.
Mucho por hacer, una epopeya que contar
A medida que crece nuestro personaje y avanza la historia, se nos irán abriendo más opciones y las zonas que antes nos resultaban prohibidas comenzarán a ser asequibles. Y es que, además de las decenas de misiones de la historia principal, surgirán muchas secundarias y muchas cosas que hacer en Isla Aúrea. Hay desafíos de habilidad como las cámaras de Tártaro, hay puzles por resolver como los Desafíos de Constelaciones o de memoria como los de las Liras (si aprendemos y tocamos su melodía obtendremos recompensas) y muchos desafíos donde poner nuestras habilidades con el combate a prueba. Y es que, además de muchos enemigos menores hay una serie de enemigos míticos y legendarios repartidos por el mapa, y esos nos lo pondrán muy difícil. Pero las recompensas serán igual de grandes que ellos y nos llevaremos un relato sobre su historia de la mano de Prometeo.
Técnicamente el juego es notable, sin sorprendernos demasiado, pero que deja claro que es un título intergeneracional. En el caos de las versiones para nueva generación sí que podemos disfrutar de mejoras gráficas y la opción de pasar del modo rendimiento (60 Hz) al modo gráficos (con todas las mejoras a tope incluido el trazado de rayos). El estilo distendido y casi de caricatura de los personajes deja claro también que han querido hacer un título muy familiar, alejado de la violencia y la sangre de Assassin’s Creed. Y es que aquí no hay ni una gota de sangre, ya que nos enfrentamos a demonios que, al cortarlos con la espada, dejan escapar una mugre mágica y se disuelven en el aire. Para todos los públicos y con un doblaje al castellano de lato nivel.
En definitiva…
La fórmula funciona y el juego asegura un buen puñado de horas de aventuras (la historia principal puede llevarte unas 20 horas pero estas pueden doblarse tranquilamente si te dedicas a completar todo lo que ofrece este mundo épico). Aunque en algunas ocasiones se nos hicieron cuesta arriba algunos puzles y algunas misiones se vuelven un poco repetitivas, en general la historia te atrapa y la jugabilidad te mantiene enganchado muchas horas.
Las historias de la mitología griega dan para mucho en este juego y se cuentan de forma muy divertida. Por qué no, puede que estemos ante una nueva IP que le de muchas alegrías a Ubisoft a partir de ahora. Su Assassin’s Creed para toda la familia.
*Hemos realizado este análisis con un código de Xbox Series X/S proporcionado por Ubisoft.