A principios de año nadie podía sospechar que Nintendo estaba trabajando, en secreto absoluto, en una entrega canónica de Super Mario Bros, con la jugabilidad clásica en dos dimensiones y que, además, estaba prácticamente terminada y lista para aterrizar en Nintendo Switch. La presentaron al mundo a finales de Junio, en un épico Nintendo Direct, y tras maravillara a los fans de todo el mundo soltaron la bomba: el juego estaba terminado y se lanzaba unos meses después, en octubre.
Hace unos días Super Mario Bros. Wonder ha llegado a la consola híbrida de Nintendo, colocando en nuestras manos una nueva aventura del fontanero con la jugabilidad clásica 2D de desplazamiento lateral, después de 11 años del último juego de este tipo, aquel ‘New Super Mario Bros. U’ de 2012. Además, se trataría del primer juego con esta jugabilidad que no forma parte de la saga denominada ‘New Super Mario Bros.’, desde aquel ‘Super Mario Land 2: 6 Golden Coins’ de Game Boy que se publicó en 1992. Resumiendo, que no venía siendo habitual ver al fontanero en una aventura 2D desde hacía mucho tiempo.
Pero como la jugabilidad clásica de Super Mario Bros. la tenemos tatuada en nuestro ADN de jugones, cuando uno se pone a los mandos de Super Mario Bros. Wonder se siente como en casa. Sin explicaciones, sin instrucciones ninguna, nos ponemos a saltar, a recoger monedas, a destrozar bloques de ladrillos con la cabeza, a comer champiñones o flores que, seguro que nos potencian de alguna forma, a saltar sobre los enemigos para neutralizarlos, a meternos en toda tubería abierta que veamos disponible y encaramarnos en el poste del final del nivel lo más alto posible para ondear su bandera a los cuatro vientos y llevarnos la gloria. Todo sigue ahí, todo funciona y funciona igual de bien que hace casi cuatro décadas.
Pero, a esta maravillosa jugabilidad clásica, los diseñadores de Nintendo le han añadido tal cantidad de cambios, mejoras, variaciones y locas mécanicas que nos vuela la cabeza todo el rato. Cómo un juego de propuesta tan simple, que todo el mundo entiende como funciona en 10 segundos, puede tener tanta profundidad, tantas capas, tanto valor para todo tipo de jugadores, tanto los más causales como los ‘nintenderos’ más aguerridos y curtidos en mil batallas del fontanero y sus colegas. Nintendo nunca deja de sorprendernos y esa es gran parte de su magia.
Ya os contamos un buen número de novedades de Super Mario Bros. Wonder en el avance que publicamos hace unas semanas, tras probar una demo de más o menos una hora de juego. Pero, todo aquello que nos maravilló en ese pequeño aperitivo, se multiplica cuando acumulas horas en este juego que se abre ante nosotros y que podemos disfrutar en solitario o compartiendo con amigos.
La historia de Super Mario Bros. Wonder es la que podemos esperar de un título de Mario. Nuestro héroe bigotudo y compañía (Luigi, Peach, Daisy, Toad amarillo, Toad azul y Toadette, además de Yoshi, Yoshi rojo, Yoshi amarillo, Yoshi celeste y Caco Gazapo) visitan el territorio vecino del Reino Champiñón, el Reino Flor. Todo son recepciones reales y festejos hasta que llega Bowser para arruinar la fiesta, como casi siempre. El reino Flor cuneta con unas poderosas fuentes de energía conocidas como las Semillas Maravilla, y el poderoso villano ha llegado para hacerse con ellas arrasando el reino. Menos más que el fontanero y sus colegas estás aquí para salvar el día. Y a ello nos ponemos en un mapa que nos irá abriendo los distintos niveles, repartidos en zonas a las que podremos acceder cuando hayamos recuperado un número de semillas maravilla.
Da igual que personaje elijamos, ya que todos se manejan igual y todos tienen las mismas habilidades (y si eliges a cualquiera de los Yoshi’s o a Caco Gazapo, encima, no pierdes vidas, una buena elección para los jugadores más pequeños). Ya hemos dicho que los movimientos y potenciadores clásicos están aquí, junto con otros bastante chulos como el que nos convierten en un elefante, el que nos permite lanzar un par de llamas de fuego, otro con el que lanzamos burbujas que convierten a los enemigos en monedas o el que nos permite atravesar paredes y techos. Con todo esto tenemos armas suficientes para enfrentarnos a los niveles y empezar a completarlos y recabar nuestro primer botín de monedas y semillas maravilla.
Los diferentes niveles cuentan con un diseño sobresaliente y cada uno de ellos presenta nuevos desafíos y formas de superarlos. Parece que la imaginación de sus diseñadores no tuviera fin y cada nivel es un master del oficio que debería ofrecerse como asignatura obligatoria en las carreras enfocadas al desarrollo de videojuegos. Además, al desarrollo, digamos ‘normal’, de cada nivel se le añade un elemento que lo pone todo del revés y que cambia las reglas del juego si decidimos activarlo: las famosas Flores Maravilla. Actívalas y el nivel cambiará por completo y tendrás que aprender nuevas mecánicas para resolverlo, con un toque psicodélico en cuanto al diseño y los efectos. Una maravilla por la que es obligatorio pasar si quieres rescatar una semilla maravilla extra y recoger múltiples recompensas más.
Pero, además del fabuloso y lisérgico espectáculo de la Flor Maravilla, de la que tanto se ha hablado, el elemento que más me gusta de Super Mario Bros. Wonder son las insignias. Estas son unas habilidades especiales que podemos equipar, a nuestra elección, a nuestro personaje antes de enfrentar cualquier nivel. Solo podemos equipar una insignia y estas las iremos desbloqueando en unos niveles especiales en cada zona del mapa. Estas insignias nos aportan habilidades geniales que pueden ser una gran ayuda en muchas situaciones, como insignias de acción que nos permiten saltar más alto, conseguir un salto vertical adicional cuando nos pegamos a una pared, nadar más rápido, utilizar el gorro como un paracaídas para planear o lanzar una enredadera para usarla como una escalera. Además, hay otro tipo de insignias que nos permiten obtener más recompensas o nos ofrecen algunas habilidades pasivas como una que nos hace ganar monedas al derrotar enemigos y otra que nos hace rebotar una vez si caemos por un agujero o en la lava.
Las insignias son una elección que va a determinar cómo vamos a enfrentarnos a un nivel y, equipándonos con unas u otras, podremos resolver los distintos desafíos de formas muy distintas. Probar con distintas insignias y cambiarlas para enfrentarnos de nuevo a u nivel que se nos ha complicado o que no hemos terminado de completar es la base que otorga una variedad adicional al juego y que lo hace rejugable una y otra vez sin perder su esencia y diversión. Podemos conseguir insignias en estos niveles cortos especiales repartidos por el mapa, además de poder adquirirlas en las tiendas, junto a otras recompensas a cambio de monedas.
A nivel técnico el juego luce a un gran nivel, con unos escenarios y entornos que despliegan una belleza y una paleta de colores extraordinaria y cuyos diseños de personajes y efectos son una carta de amor al imaginario y la estética de los juegos de Mario. El aspecto y las animaciones y expresiones de los diferentes héroes a los que podemos encarnar son una auténtica pasada. Y las voces, aunque ya no salen de la garganta de Charles Martinet, siguen siendo 100% Super Mario.
Ya hemos dicho que puedes compartir la partida con otros tres compañeros en partidas locales o a través de la conexión online y tenemos que decir que se trata de una experiencia fabulosa. Completar los niveles en compañía es otro rollo, toda una fiesta de diversión y risas, además de muchos piques. Los distintos personajes no se chocan entre ellos, se atraviesan, pero pueden colaborar de muchas formas, ayudándose o ‘troleándose’ entre ellos. Por ejemplo, si uno cae, los compañeros pueden ayudar para ‘resucitarlo’. Aunque el gran enemigo de las partidas multijugador es el scroll lateral, que no espera a nadie. Los cuatro jugadores deben mantener el ritmo para mantener a los colegas en pantalla, porque si no los rezagados pueden quedar atrapados y terminar sucumbiendo.
Super Mario Bros. Wonder demuestra que las viejas recetas del mundo de los videojuegos pueden seguir funcionando de maravilla. Cuando algo funciona, puede volver a presentarse, renovado y actualizado, y volver a sorprender al mundo. El viejo Super Mario Bros. se siente fresco y renovado puede volver a enamorar a una nueva generación de jugadores. Sin duda, un pedazo de broche a la actual Nintendo Switch (aunque puede no ser el último).