No os voy a engañar. Desde que se anunció Forspoken he tenido muchas ganas de probarlo en profundidad. Sin embargo, conforme se acercaba el lanzamiento del juego las expectativas han ido disminuyendo poco a poco. Primero los retrasos, que ya hacían ver que algo olía regular en el desarrollo de Luminous Productions. Luego una demo a finales de 2022 que ofreció más luces que sombras. Finalmente la estocada definitiva ha llegado con el juego final, que ha confirmado algunos de los peores miedos que tenía de este juego para PS5 y PC. Y lo peor es que aún así me he enganchado bastante a la aventura de Frey por Athia.
Por si andas perdido, aquí van unas pinceladas de lo que propone Forspoken. Estamos ante un juego de acción con toques de rol, ambientado en un mundo de fantasía en el que la magia y los hechizos están a la orden del día. Como Frey tendremos a nuestra disposición montones de conjuros para combatir a los enemigos que corrompen Athia, mientras exploramos su mundo abierto con total libertad y unos movimientos de parkour mágicos bastante molones. Sobre el papel suena bastante bie, ¿verdad? Sin embargo la cosa se tuerce bastante rápido.
La premisa argumental del título editado por Square Enix suena interesante. Somos Frey Holland, una neoyorkina con algún que otro problemita con la ley que, casi por sorpresa, acaba transportada a un mundo de magia y fantasía amenazado por una suerte de corrupción que pone en peligro su misma existencia. Por supuesto, como no podía ser de otra forma, nuestra protagonista acaba en el centro de la ecuación a la hora de salvar a este mundo, sus habitantes y, de paso, descubrir algunos secretos sobre su propio pasado (aunque ella solo quiera volver a casa).
El planteamiento es correcto, pero la ejecución no lo es tanto. El guión no siempre tiene sentido, a veces no es ni entretenido, y está plagado de situaciones/diálogos un tanto forzados y, en ocasiones, casi ridículos. Bien es verdad que la relación entre la protagonista y su brazalete parlante es más inspirada, y que el lore de Athia merece la pena ser descubierto. Sin embargo la sensación que deja Forspoken en términos narrativos no acaba siendo buena.
Sin lugar a dudas el aspecto más acertado de Forspoken es la manera en que recorremos el escenario, con una suerte de parkour mágico tan ágil como versátil, que hace que ir de una parte a otra de Athia sea de lo más entretenido. Los controles son fáciles de entender y, además, iremos ganando habilidades para Athia conforme avancemos en la aventura, consiguiendo con ello que haya una renovación constante que haga que su propuesta no caduque demasiado rápido. A esto hay que unir que los entornos están muy bien diseñados, haciendo que haya reto y recompensas inmediatas mientras exploramos. La pena es que el mundo abierto no ofrezca alicientes suficientes como para que queramos recorrerlo sin parar, aunque de eso hablaremos más adelante.
El otro detalle que nos ha gustado ha sido sus sistema de combate con cientos de hechizos. Hay distintos tipos de magias, conjuros de ataque o de apoyo, se pueden cargar los ataques para potenciarlos e, incluso, existe la típica barra de ataque definitivo. En la práctica Forspoken nos recuerda a un juego de acción en tercera persona, pero con tropos de yo contra el barrio por los tipos de ataque, haciendo que cada enfrentamiento sea intenso, rápido y divertido. Más aún si tenemos en cuenta que el ya citado parkour mágico seguirá siendo elemento fundamental también cuando nos peleemos. Sin embargo también hay nubarrones oscuros en este sentido…
Y es que, aunque la aventura pinta bien en los primeros compases, no tardaremos demasiado en darnos cuenta que la variedad no es la piedra angular de esta producción. Gran parte de las actividades del mundo abierto se resuelven a través de combates, hasta el punto de que acaban siendo tan frecuentes que la variedad de enemigos termina siendo insuficiente. A esto hay que unir que todo lo que va más allá de la trama principal resulta aún menos inspirado que las misiones principales, haciendo que los paseos de acá para allá por Athia resulten incrementalmente menos interesantes.
No se han complicado demasiado la vida desde Luminous Productions, y encontramos las típicas misiones que se repiten montones de veces, tareas genéricas y, en general, una falta de variedad alarmante. A esto hay que unir el hecho de que el mundo parece demasiado vacío y falto de vida/actividades muy a menudo, haciendo que el factor “mundo abierto” de Forspoken vaya perdiendo alicientes poco a poco. A esto hay que añadir que cuando no estamos explorando ese mundo, sino que decidamos pulular por Cipal, la ciudad principal de este mundo, todo se vuelva lento, farragoso y poco interesante, tanto en términos de exploración, como en cuanto a la narrativa o las misiones opcionales.
Si a esto le unimos que la historia principal no está precisamente bien escrita, lo cierto es que Forspoken acaba decepcionando a pesar de ofrecer momentos de esplendor. Su mundo abierto no es demasiado profundo, y lo mejor del título viene de la progresión de Frey, que gana nuevas habilidades y conjuros que relativa facilidad. Esta constante evolución es la que consigue sacar del “más de lo mismo” a Forspoken, llevando un paso más allá tanto la exploración, como los combates, y consiguiendo que aún a pesar del guión disfrutemos como mínimo de la trama principal de la propuesta. Una pena que si nos ponemos a profundizar en la prueba acabemos pinchando en hueso.
De nuevo una de cal y otra de arena para Forspoken, ya que aunque el aspecto del juego y su rendimiento tienen pocas pegas, lo cierto es que si miramos un poco más allá empiezan a aparecer grietas en la propuesta. En general parece que el título podría haber sido mejor con un poco más de chispa o, incluso, de tiempo de desarrollo, pero ha acabado siendo algo con buenos planteamientos, pero que no ha acabado de rematarse completamente.
En términos técnicos por ejemplo, se ha hecho un gran trabajo con la protagonista, sus animaciones y los efectos visuales que se muestran en pantalla (partículas, luces, etc). El mundo de juego también luce un gran acabado, y las texturas de cada paraje del juego también rayan a un gran nivel. Sin embargo hay errores en la iluminación, unos modelados pobres para la mayoría de personajes más allá de la protagonista, problemas aquí y allá con las texturas… Y ni siquiera vamos a hablar de la optimización de Forspoken para PC, que es simplemente nefasta, pidiendo una máquina muchísimo más potente de lo que debería, y con problemas de estabilidad graves.
La parcela sonora tiene menos problemas, con una buena banda sonora y buenos efectos de sonido… Con un nuevo ‘pero’, y es que Forspoken nos llega con voces en inglés únicamente, aunque tengamos la opción de activar subtítulos. De nuevo un ejemplo más de cómo un planteamiento brillante se ha oscurecido por no ir un poco más allá en cuanto a la propuesta. Una verdadera pena.
Forspoken tiene buenas ideas, pero no sabe cocinarlas con suficiente tiento como para hacer que den los mejores frutos. La base, no lo podemos negar, es buena. El sistema de parkour mágico funciona, los combates son ágiles, el mundo es divertido de explorar, y la premisa argumental atrae. SIn embargo al ir más allá casi en cada aspecto del juego nos encontramos múltiples elementos y detalles que deberían/podrían haberse trabajado más. Se suele utilizar la expresión “quiero y no puedo” en casos similares a este, pero con Forspoken la sensación que se da es más de “puedo, pero no quiero” que otra cosa. Una oportunidad perdida para Square Enix.