Análisis de WRC Generations, la despedida de una generación
La desarrolladora KT Racing se despide de la licencia WRC con un videojuego cargado de contenido
KT Racing se despide de la licencia de WRC después de 7 entregas (desde WRC 5) con WRC Generations. Sin llegar a la élite de los juegos de motor, es evidente que el estudio francés ha ido mejorando año tras año hasta dar lugar a un producto que, si bien no llega al olimpo de los juegos de conducción, ha resultado ser de lo más disfrutable para los fans del género y un duro rival para la saga DiRT Rally. Este 2022 el WRC celebra su 50 aniversario y, aunque el modo Aniversario llegó en WRC 10, para esta última entrega bajo su licencia en KT Racing han optado por quitar el número del título y añadir un Generations que, efectivamente, pinta a despedida. Para 2023 la licencia pasará a Codemasters (desarrolladores de DiRT Rally) con un posible WRC 2023.
Con el fin de la licencia había dos opciones: hacer una entrega memorable e incluir multitud de novedades o simplemente “sacar el juego” sin demasiadas florituras y centrarse en futuros proyectos con más futuro que una licencia que expira en unos meses. Por desgracia, el estudio ha optado por la segunda opción que, dicho sea de paso, es la más lógica.
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Ya en WRC 10 vimos que el juego era muy continuista respecto a WRC 9, con el modo aniversario como mayor aliciente para celebrar el 50 aniversario de la competición. Para WRC Generations este modo aniversario ha desaparecido, aunque no todas las mejoras que venían con él, ya que los coches clásicos siguen presentes. Así, podemos pilotar clásicos como el Lancia Stratos de 1974, el Toyota Corolla de 1999 de Carlos Sainz o el mítico Subaru Impreza del 2000, entre otras muchas leyendas hasta un total de 37 (incluyendo vehículos de bonificación). Por supuesto, también tenemos disponibles vehículos WRC 3 Junior, WRC 2 y WRC, en lo que es una de las grandes novedades del campeonato real de 2022: los vehículos WRC híbridos Rally1.
Como juego oficial del campeonato mundial de rallies, WRC Generations incluye estos modelos híbridos en el título por primera vez con sus tres modelos: Ford Puma Rally1, Toyota GR Yaris Rally1 y Hyundai i20 N Rally1. La nueva normativa Rally1 combina un motor de gasolina 1.6 de 380 CV (como el usado en los vehículos del campeonato de 2021) con un motor eléctrico de 3,9kWh de capacidad con hasta 135 CV. ¿Qué supone esto? Que en determinados picos el motor puede superar los 500 CV de potencia. Estos picos se gestionan seleccionando antes de cada etapa un mapa motor, que varía la “agresividad” de la entrega de potencia extra. Obviamente, a mayor entrega, menor duración y mayor tiempo de espera de la carga (que se consigue mediante las frenadas). Esta gestión de los mapas de motor se ha trasladado a la perfección a WRC Generations, aunque el juego recomienda el nivel medio (el más equilibrado), es el jugador el que tiene la última palabra. El mapa de motor se mantiene durante todo el rally, y no se puede cambiar en carrera.
Más allá de las nuevas normas, la otra novedad de WRC Generations está en el motor físico, que se ha visto mejorado respecto a WRC 10. Esta mejora se nota especialmente en el peso de los vehículos que, por fin, parecen bien asentados al suelo y no tenemos la sensación de que están flotando sobre él, como sí pasaba en anteriores entregas. Eso sí, el mayor aumento de peso también afecta a la jugabilidad, ya que es necesario frenar antes que en anteriores entregas, y en el freno de mano, que ahora es bastante más agresivo. Por otra parte, hemos notado que los coches deslizan mucho en todo tipo de terreno y, a veces, se echa en falta algo más de agarre. Son cambios sutiles del motor físico, pero que afectan directamente a la jugabilidad y que hacen que el juego ahora sea más exigente.
Este nivel de exigencia se nota especialmente al juego con mando, una característica donde los títulos de KT Racing siempre han destacado y, por supuesto, WRC Generations no es una excepción, con un control que responde muy bien a nuestras acciones. Eso sí, como suele habitual en estos casos, se echa en falta la precisión del volante en situaciones más delicadas, especialmente en curvas rápidas, donde se necesita ser más preciso. Ahí el volante hace que el juego gane muchos, muchos enteros. Hemos jugado a la versión de PS5, tanto con volante como con el Dualsense. Con este último, de nuevo, la integración es muy buena, con gatillos que se “resisten” en las frenadas (aunque en este caso el efecto es algo exagerado, eso sí) y un gran uso del altavoz. Si que parece que el uso del altavoz se ha reducido, especialmente en etapas de tierra y piedras.
En cuanto a modos de juego las novedades son prácticamente nulas. El modo Carrera sigue siendo el modo de juego principal. Aquí, nos tocará gestionar el equipo de competición (que puede ser un equipo real o creando nuestro propio equipo privado, incluyendo diseño del coche y patrocinadores, algo que resulta más atractivo). Para ello, tenemos que contratar personal, repartir los puntos de I+D que obtengamos bien sea para mejorar el equipo o el coche y gestionar el calendario. El desarrollo resultaba novedoso en su día, pero después de varias entregas sin apenas cambios es complicado que un jugador veterano de la saga vuelva a gestionar exactamente los mismos aspectos otro año más y además empezando en una categoría inferior (WRC3 Junior o WRC 2 si superamos el test previo). Para los que solo busquen correr, también está disponible un modo temporada donde no tenemos que preocuparnos de gestionar nada, aunque tampoco se nos permite comenzar directamente en la categoría reina.
Más allá de eso, tenemos los clásicos desafíos, que ofrecen algunos retos distintos y, claro está, la posibilidad de correr una etapa sin más en partida rápida a lo largo de cada una de las 22 localizaciones. Aquí vemos que estamos prácticamente ante un “the best of”, ya que se incluyen rallies no presentes en la actual temporada, pero que se han incluído en el título, con el rally de Suecia como mayor novedad. Más de 150 etapas en total (incluyendo variantes). Hay que tener en cuenta, eso sí, que los tramos, en su inmensa mayoría, son exactamente los mismos que ya jugamos en anteriores entregas de la saga, aunque con algunas mejoras en el entorno. Los tramos son excelentes y, como en anteriores entregas, son lo mejor del juego, con secciones muy variadas y que pondrán siempre a prueba al jugador, debido especialmente a lo estrecho de la pista, así que tocará ser muy, muy preciso.
Si queremos competir con otros jugadores tenemos la opción del multijugador simétrico, aunque, como en anteriores entregas, el multijugador asimétrico resulta más interesante. Aquí, podemos competir de forma individual , unirnos a un grupo de jugadores a través de una escudería o crear una propia y competir por los tiempos en distintos tramos. Este año, además, esta opción viene con crossplay entre plataformas (no así el crossplay simétrico). Estas ligas incluyen desafíos diarios y semanales y además cuenta con distintas divisiones que van desde principiante a leyenda. Sin duda, una gran forma de alargar la duración del título.
WRC Generations se despide de la licencia WRC, pero no de las consolas de pasada generación (PlayStation 4 y Xbox One), por lo que estamos ante un título intergeneracional… y se nota. Gráficamente el juego no destaca y sigue la estela marcada por anteriores entregas, con un apartado técnico correcto, sin más. A grandes velocidades no se nota en exceso, pero al reducir velocidad vemos que tanto los vehículos como los escenarios tienen un modelado simplemente correcto. Los efectos de partículas resultan algo simples y el motor de iluminación resulta algo irregular, aunque sin llegar a lucir en ningún momento. Incluso nos ha dado la sensación de que las etapas nocturnas ahora son menos oscuras. Teniendo en cuenta que en el juego apenas hay tiempo para admirar el escenario (para eso tenemos un modo foto), no es algo grave, pero sí que se echa en falta una mayor evolución en este aspecto, que parece estancado. En consolas de nueva generación WRC Generations incluye dos modos gráficos, uno 2K/60fps y otro 4K/30fps. Siendo un juego de este tipo, claramente la opción más recomendable es la primera, ya que la pérdida gráfica es mínima, pero los 60fps son necesarios para reaccionar rápido.
En definitiva...
Nadie esperaba una revolución en WRC Generations siendo el último juego de la licencia, pero sí que esperábamos un “algo más” que no ha llegado. El juego es prácticamente idéntico a WRC 10 y da la sensación de que en KT Racing están pensando más en sus próximos proyectos que en una saga que lleva tiempo estancada. Eso sí, los fans de los rallies tienen una gran oportunidad y a buen seguro disfrutarán de los nuevos vehículos y de las mejoras en el motor de físicas, aunque estamos ansiosos por ver si en el estudio francés quieren seguir la senda de los rallies para hacer la competencia a Codemasters y vemos un salto de calidad en sus títulos. Mientras tanto, toca disfrutar del homenaje que nos han ofrecido a la que, al menos hasta 2023, es su saga.
*Hemos realizado este análisis con una clave de WRC Generations para PS5 proporcionada por Nacon.