El mítico cartel de Hollywood nos recibe a la llegada a Los Ángeles, la meca del cine. Parada obligatoria es el Paseo de la Fama, donde más de 2.500 artistas del mundo del cine, la música y el teatro son homenajeados con su estrella. A pocos metros el Teatro Dolby, donde se celebra cada año la ceremonia de entrega de los Óscar. Puedes visitar los decorados reales de universal Studios o bien los escenarios de muchas películas de todos los tiempos, como el muelle de Santa Mónica, el barrio de Venice, el Downtown, Malibú o Rodeo Drive. En Beverly Hills y Bel Air, muchos turistas se acercan a curiosear las mansiones de las estrellas de Hollywood.
Los Ángeles es una ciudad formada por un centenar de ciudades. El transporte público es una quimera. Lo ideal es moverse en coche de alquiler y tener un poco de paciencia con los atascos.
Un plan más desconocido es coger el ferry hasta la Isla Santa Catalina, donde los turistas se mueven en carrito de golf.
Los vecinos de la ciudad de las estrellas se cuidan mucho, así que no es extraño encontrar restaurantes de comida “healthy”, aunque nunca sobrarán las decenas de franquicias de hamburguesas y comida rápida por toda la ciudad.
Un buen punto para moverte por una ciudad tan grande es el Downtown, donde se encuentran la mayoría de hoteles. En Santa Mónica, los alojamientos suben de precio, pero dormir cada día contemplando esos atardeceres no tiene precio. Si se apuesta por algo más sofisticado, el Hotel Beverly Hills, que guarda en sus paredes muchos secretos de las estrellas, o el Four Season de Rodeo Drive, donde se “alojaban” Julia Roberts y Richard Gere en “Pretty Woman”.