Javier Rigau se ha sentado en ‘Viajando con Chester’ para hablar de la diferencia de edad y por lo que ha pasado él durante todos los años que estuvo con la conocidísima actriz Gina Lollobrigida.
El empresario fue pareja de Gina durante décadas, se enamoraron pese a que se llevaban 34 años de diferencia, ella tenía 49 años y él 15 años, algo que en los primeros años llevaron en completo secreto: “Mi familia no tenía ni idea de la naturaleza de la relación hasta que yo tenía 23 años, ocultamos nuestra relación durante 8 años. Ellos pensaban que se trataba de una persona muy agradable que tenía una simpatía extrema por mí y así lo fuimos llevando”.
Javier cuenta cómo fue el día que se enteraron sus padres, algo que tiene grabado, y pasó mientras estaban en Mónaco, su madre, Gina y él: “Acabamos de comer, estábamos bajando en ascensor, tomamos champagne y Gina estaba contenta, bajando dijo lo raro que era que ningún periodista durante estos 8 años no haya sacado la verdadera relación que hay entre tú y yo, que no hayan sacado que somos novios”.
Tras esto, recuerda la cara que vio de su madre reflejada en el cristal: “Es una de las cosas que más daño me hace, se quedó con una cara de terror… cuando nos quedamos solos me pidió explicaciones y cuando volvimos a Barcelona se tuvo que explicar a mi padre. Mi padre me dijo que esa chica tenía su edad y yo le dije: ‘y qué’ y nunca me dijo nada más”.
Además, explica que su madre fue a piñón fijo para que esta relación acabase y su padre no estaba contento, pero nunca le dijo nada: “Les hice daño a los dos, lo llevé muy mal, cuando anunciamos la boda aquello fue como si hubiera estallado una bomba. Mi madre me dijo que me acababa de destrozar la vida yo solo, ella nunca aceptó esa boda, la que dijo que no nos casábamos fue mi madre”.
También recuerda los años antes de que se supiera esto, cómo fueron sus encuentros cuando nadie lo sabía. Gina veía en avión, la llevaba a una casa que mi abuelo tenía de veraneo en Lleida, que cuidaban de la casa Rosa y otro jardinero: “Ellos veían lo que pasaba y me dijeron que se lo tenían que decir a mis padres y les dije que si se enteraban me marchaba y no me volvían a ver en la vida. Fueron mis cómplices y así estuvimos muchos años hasta que yo tuve 21 años y nos fuimos a Italia”.