‘Ven a cenar conmigo’ vuelve a Madrid para una semana muy particular, porque ha preparado un nuevo 'Especial cocineros' en el que cinco cocineros profesionales abrirán las puertas de sus vidas para, además de demostrar que la cocina no tiene secretos para ellos, mostrar al mundo que lo de ser un buen anfitrión también tiene el doble check en sus listas de propósitos por cumplir.
Rocío Sánchez, 33 años, es Key Account Manager y también chef. Rocío se maneja entre grandes cuentas igual de bien que entre cazuelas. ¡Versatilidad querida! La primera anfitriona de la semana se reconoce estricta y un poco borde. Poder competir con otros cocineros de alto nivel ha sido su motivación para participar esta semana.
Rubén Solla es chef y profesor de hostelería. A sus 39 años, este chef duda mucho que exista alguien capaz de superar su técnica y su conocimiento en gastronomía. ¡Toma ya! Queridas abuelas, sentimos tener que decirles que Rubén es capaz de servirse él solito.
Alberto Criado, 44 años, es cocinero y gerente de restaurante. Que Alberto se defina como “un yonki de la cocina” ya va dando pistas de hasta dónde llega su pasión por los fogones. Este cocinero vasco está cansado de los topicazos tan añejos sobre lo fuertes y brutos que son por el norte, aunque hay que reconocer que verle manejar el hacha es algo que corta hasta los sudores.
María Martín es a sus 24 años la cocinera más joven del grupo, aunque eso no significa que venga menos preparada que los demás. Empresaria y cocinera, María no titubea a la hora de reconocer ser toda una mandona de medalla… y un poco creída. Llevando desde los 12 años cocinando, María no ha dejado especie por catar y presume de un toque especial al que bautiza como “María Style”.
Carmela Santana es profesora de cocina, cocinera y su edad es hasta el momento uno de los secretos mejores guardados. Experta en la cocina del Siglo de Oro, Carmela lamenta la aparición de los robots de cocina, a los cuales odia… con todas su letras. La pasión de Carmela por la cocina queda más que plasmada con solo escucharla decir: “No me da la gana jubilarme.” Como dato a tener en cuenta, Carmela y los cocineros con ego no se llevan bien…
Cuando se trata de cocinar, a Rocío le gusta tunear recetas tradicionales con algún que otro toque moderno. De ahí que su menú sea todo lo contrario a lo ostentoso, pasando olímpicamente del postureo en las presentaciones para volcarse del todo en los sabores. ¡Y todo en Spanglish! No se puede ser más amazing.
Pero esto es un concurso y, aunque los platos de Rocío vayan “full of love” el resto de comensales no los verán con sus mismos ojos, consiguiendo que la batalla de egos dé comienzo desde el minuto uno de la velada. Y es que Rubén no ha venido a hacer amigos, pues lo de vivir zambullido en autoelogios no deja tiempo alguno para el resto del mundo. Por cierto, que los cocineros profesionales también tendrán poderes. Ser un prócer no te exime del salseo...