Vladimir Putin quería imponerse sobre Ucrania en una guerra relámpago, pero no se esperaba la feroz resistencia del pueblo ucraniano. No es la primera vez que el líder ruso se enfrenta a esta circunstancia y su en esos momentos respuesta fue clara: la destrucción total.
La doctrina Grozni recibe su nombre de la ciudad chechena de Grozni, que en 1999 se resistió a caer ante el poder ruso. La respuesta de Putin fue bombardearla de forma indiscriminada hasta borrarla del mapa.
En 2016 algo similar ocurrió en la ciudad siria de Alepo. Putin era uno de los pocos apoyos internacionales que tenía el dictador sirio, Bashar al Asad. La ciudad llevaba resistiendo cuatro años, pero todo acabó cuando se aplicó la doctrina Grozni: los fuertes bombardeos lo destruyeron todo y aterrorizaron a al población, que huyó. Las fuerzas gubernamentales aprovecharon para atacar por tierra y eliminar por completo a sus enemigos.
Guillermo Pulido, experto en geoestrategia, ha querido aclarar que el nombre de doctrina Grozni es “un epíteto de los medios de comunicación” que no existe como tal. Aun así, cree que “es posible que se aplicara de manera inevitable en las ciudades ucranianas”.