En esta nueva entrega de 'Callejeros' nos adentramos en el interior de chabolas como la de los dos hombres que aparecen en el vídeo superior al artículo. Son, en realidad, la cara visible de otros cinco más que viven debajo de un enorme puente en Elche.
Aseguran que la localización es perfecta para resguardarse y estar sobrellevando las bajas temperaturas del invierno. Entre todos están seguros de que forman una "familia" porque pasan día y noche intentando vivir con lo que tienen. Cinco mantas para abrigarse en la cama, sillas que reutilizan para hacer leña o ropa que cogen de un contenedor forman parte de su vida cotidiana.
Estos dos sinhogar se conocieron a través de un bar. Uno era albañil y el otro era el propietario del negocio. Sin embargo, después de la pandemia tuvo que cerrar por las pérdidas que tuvo y en su casa se encontró además con una dura situación: fue okupada por varios individuos. "Al no estar allí, cuando trabajaba, me la okuparon. Salió un juicio pero me dijeron que no es delito", lamenta.
Así que decidió ganar dinero en negro para sobrevivir hasta el día de hoy. Su sonrisa intenta empañar otra angustiosa circunstancia: no puede solicitar la renta mínima vital -de la que sí dispone su compañero de chabola- por no estar empadronado en el ayuntamiento.
"Llevamos 2 años y medio fuera y nos queremos bastante", comparten.
Suelen estar bien protegidos del frío, con la ropa y todos sus enseres colocados sobre las arenilla del monte. Con carros y colchones desplegados sobre el suelo se apañan para estar un largo tiempo allí, porque aseguran que todavía no van a poder reunir el dinero para vivir en un piso.
"Sueño con tener una vivienda y salir de aquí, igual que todos", dice. "No puedo pagar una habitación de 300 euros porque son 3 meses avalista", denuncia uno.