'Volando Voy' se desplazaba hasta la 'Sierra de Urbasa y Andía', en Navarra para homenajear a una de las deportistas más exitosas de su historia, Maite Ruiz de Larramendi, la mejor pelotari del mundo tras ganar todos los títulos que se pueden conseguir en este deporte, la que le contaba su historia a Jesús Calleja y todo lo que le costó llegar a lo más alto.
Eulate, el pueblo donde nació Maite Ruiz era el lugar hasta el que se trasladaba Jesús Calleja para poder conocer su casa, a su familia y poder hablar con ella, con una auténtica campeona en este deporte que cuenta con dos medallas de oro en Mundiales absolutos, tres medallas de plata, una de bronce, además de cuatro Copas del Mundo, una olimpiada Cubana, torneos internacionales...
Pero esto no es en lo único que ha ganado, también se impuso a los que no querían que fuera pelotari por el simple hecho de ser mujer: "Empecé jugando a pelota mano, jugaba con los chicos, a ellos nadie les dice que tienen que dejar de jugar porque se les estropea la mano, pero yo era mujer. Le decían a mi padre y a mis hermanos que estaban haciendo mal".
Ante sus explicaciones, Jesús Calleja le preguntaba atónito: "¿Te prohibieron jugar a la pelota? ¿quién?". Algo que ella afirmaba y explicaba: "Los que están en el mundo de la pelota, que veían mal que una mujer estuviera jugando a pelota mano, que eso era malo".
Y, al recordar su historia, hacía una reflexión sobre esto: "¿Por qué tengo que dejar de hacer un deporte que amo? Yo eso no lo entiendo, resulta que en 1920 había raquetistas profesionales y eran pelotaris, eran donde había más licencias de mujeres que de hombres. Eran deportistas profesionales, las más valientes salieron y se fueron a América. Con el Franquismo ya les empezaron a decir que no podían jugar a pelota, que eso era malo y que no podían renovar las licencias".
Tras explicar esto, Maite nos contaba cómo volvió a retomar este deporte después de estos baches en el camino, aunque no como ella hubiera querido al cien por cien: "Retomo porque Aldón Larrión (el que fue su entrenador durante más de veinte años) llama a casa para hacer una prueba, entonces la salida de las chicas ya no era jugar con la mano, a mí me gustaba jugar a mano, pero teniamos que jugar con la pala. Formo pareja con Susana Muneta y comenzamos a entrenar y ganamos la Chapela con 18 años y a partir de ahí ya viene el Seleccionador Nacional".
Momento en el que los títulos no paran de llegar, aunque nos contaba que no ha podido cotizar a la Seguridad Social como Pelotari durante todos estos años, algo por lo que lleva luchando tres años: "Lo hemos hecho como club, estamos en una plantilla de trece pelotaris cotizando, con nuestro contrato indefinido, eso es todo un orgullo, pero me está tocando hacer todo ese camino".