El confinamiento y la lucha contra el coronavirus nos ha obligado a permanecer apartados de muchos de nuestros seres queridos y aún queda bastante tiempo para que podamos volver a darles un abrazo. Ricky Rubio, jugador de baloncesto de los Phoenix Suns, ha hablado sobre la importancia de estas muestras de cariño con Risto Mejide en ‘Conversaciones en Fase Zero’.
El base ha compartido con todos nosotros uno de los abrazos más especiales que ha dado nunca: fue a su madre, Tona, que falleció en el año 2016 por culpa de un cáncer de pulmón. En ese momento, Ricky ya jugaba en la NBA, por lo que se pasaba gran parte del tiempo en Estados Unidos: “Mi madre estaba haciendo quimioterapia y yo estaba en Estados Unidos. La quimioterapia no estaba yendo muy bien y su vida podía acabar en cualquier momento”. El deportista ha contado que le explicó la dura situación por la que estaba pasando a su entrenador y él la entendió perfectamente, así que cogió un vuelo y viajó a España. “Vine y ella no sabía nada. Lo hice por sorpresa y le di un abrazo. En ese momento, el abrazo es oro”, nos contó.
Ricky cree que ahora también son muy importantes y que todos “necesitamos un abrazo de ese amigo, ese compañero,… quien quieras. Lo necesitamos para dar esa energía”.
Ricky ha sido papá hace poco y tiene un bebé de tres meses. El lado bueno del confinamiento es que puede estar todo el día con él. Al decir esto, Risto le ha preguntado por las horas de sueño, que normalmente merman mucho cuando se tiene un bebé de tan corta edad. La respuesta del jugador ha sorprendido mucho a Risto: “Tengo suerte, duerme bastante. Se va a dormir sobre las 12 hasta las ocho o las nueve”. Risto se ha quedado de piedra: “¡No puede ser, esos no existen!”. Ricky ha contado que el primer mes y medio lo pasaron un poco mal con ese tema, pero “desde que empezó el confinamiento ha dormido perfecto”.
Además, ha contado que él y su mujer intentan seguir unas rutinas que les permitan “tener tiempo solos y tiempo común”. Incluso cuando el bebé duerme puede hacer un poco de deporte en su gimnasio o lanzar unos tiros. “Son 24 horas dentro de casa y agobia un poco, pero todo te lo tomas como un juego”, ha contado.