La vida de los gatos es bastante sencilla. Sus actividades principales son comer, jugar y dormir. Por eso, cuando un gato está enfermo es muy fácil de detectar porque una de estas tres actividades se va a ver alterada.
Cuando un gato está enfermo, éste suele modificar su comportamiento, puede que duerman más, coman menos y muestren una apatía por todo, algo que antes no tenían. A esto se le puede unir otros síntomas más evidentes como pueden ser vómitos o diarreas durante más de 24 horas. En este caso, es importante acudir al veterinario para que pueda explorar y determinar las causas de estos síntomas.
Cambios en el apetito del gato
Como hemos mencionado anteriormente, uno de los cambios que se puede dar cuando un gato está enfermo es comer menos. Esto puede venir acompañado de letargo, fiebre, vómitos, diarrea, pérdida de peso y algún otro signo. Estos síntomas pueden ser causa de alguna enfermedad.
Por otro lado, el tener un mayor apetito también puede ser síntoma de algún problema de salud como tiroides, diabetes o problemas intestinales.
Hay que tener en cuenta que los gatos son animales de rutinas y hábitos, y esto aplica a sus comidas. Por lo que cualquier cambio, puede ser síntoma de que algo no esté correctamente.
Vómitos y mareos en gatos
Un gato puede expulsar bolas de pelo, pero cuando esto se vuelve algo habitual, puede que sea necesario llevarlo al veterinario para que lo revise. En caso de que empiece a vomitar comida o sangre, puede ser un síntoma de problemas intestinales, renales o de hígado.
Es muy importante que no se ignore esta situación y que se haga algo, ya que cuanto más rápido se identifique el problema, antes se podrá solucionar. La aparición de cualquier síntoma poco común podría representar alguna infección, parásitos o alguna patología que requiera atención.
Problemas para orinar o defecar
Es importante revisar de vez en cuando las heces del gato, de esta manera se podrá identificar en caso de que tenga diarrea. También, es importante revisar si son de color negro, contienen sangre o mucosa. Cualquiera de estas señales pueden ser alarmantes y síntomas de que algo le ocurre al gato.
Aumento de peso excesivo en tu gato
En el momento que el gato comienza a ganar peso extra y se pueda ver como se dejan de ver sus costillas o incluso, pierden su característica figura de reloj de arena, es momento de evaluar sus hábitos alimenticios.
En el caso de que el gato comience a ganar peso en poco tiempo, puede hacer que tenga sobrepeso, y puede provocar problemas físicos como diabetes o problemas cardiovasculares entre otros.
También hay que observar si el gato bebe más agua de lo normal, y va al baño constantemente. Ellos necesitan tomar agua como nosotros, pero un exceso de la misma es un peligro. En este caso, podría ser síntoma de alguna infección o un fallo renal.
Piel o pelaje dañado, reseco o sin brillo
La aparición de costras en la piel, una caída de pelo más abundante o un acicalado excesivo pueden ser síntomas de que el gato tiene algún problema en la piel. En caso de observar alguna supuración de color marrón, o enrojecimiento en las orejas del gato, es esencial comunicarlo al veterinario.
Boca y encías del gato inflamadas
Es esencial revisar al gato, su salud dental es un factor importante. En caso de que presente enrojecimiento en la boca o alrededor de ella, inflamación en las envías o mal aliento puede ser una señal de que sufre algún tipo de enfermedad bucal.
Respiración agitada o con cambios
En caso de observar que el gato jadea, que le cuesta respirar o que lo hace a mucha velocidad, también que tose o hace ruido al respirar, puede que esté sufriendo algún problema respiratorio grave que sea necesario tratar de manera urgente.
Ojos hundidos
A los gatos se les puede notar si están bien por sus ojos en caso de notarlos tristes, apagados o si parpadea de forma excesiva o presenta algún enrojecimiento en la zona de los ojos, es mejor ir al veterinario para verificar que no tiene ningún problema de salud.
Huesos y articulaciones
Si se observa que tarda en levantarse o echarse, que no salta tan alto como suele hacer o que tiene problemas para subir o bajar escaleras, puede ser que tenga algún problema en los huesos o articulaciones.