Los TEDAX de la Policía Nacional están de aniversario. Desde hace 50 años, los agentes de estas unidades se juegan la vida para salvar la nuestra a través de operaciones extremadamente complicadas y arriesgadas. Los especialistas acuden a la llamada siempre que hay algún tipo de explosivo y son los que se encargan de desactivarlos y mantener a salvo la ciudadanía, un oficio que ya ha costado la vida a 16 agentes.
Cuando escuchamos TEDAX, solo nos vienen a la cabeza agentes desactivando explosivos, pero su trabajo va más allá de eso. Esta unidad de la Policía Nacional es la que se encarga de intervenir y actuar ante la presencia de artefactos explosivos, incendiarios y cualquier agente NRBQ (nuclear, radiológico, biológico y químico).
Además, sus cuerpos se encargan de la recogida de los agentes detectados, su transporte, investigación y análisis, un oficio extremadamente complejo que empieza con una llamada por posibles explosivos: “Tenemos una información de que en aquel cuarto que se ve al fondo, en la sala de máquinas de este edificio, puede haber un paquete sospechoso. Para esto tenemos a nuestro compañero vestido con un traje de alta protección”. Así comienzan sus misiones, según narra el inspector jefe Nacho.
"Poder manejar el traje requiere un entrenamiento previo. En total pesa unos 45 – 50 kilos. Ya solamente el casco son cinco kilos”. La capacidad física es clave en el oficio, pero también entra en juego la tecnología: “Procederemos con el robot desactivador de explosivos. Es de nueva adquisición. En distancia estaría el operador manipulándolo y dispone de varias cámaras, en concreto son seis. Su objetivo principal es permitirnos trabajar en distancia”.
Este tipo de dispositivos son esenciales en ciertas operaciones como el perimetraje de zonas donde han ocurrido explosiones accidentales o la localización de proyectiles. En definitiva, para correr menor riesgo en sus intervenciones. El lema que llevan es: "El primer error es el último, no tenemos derecho a equivocarnos”, dada la peligrosidad del oficio.
El riesgo de morir en mitad de una operación es algo que tienen presente en sus jornadas de trabajo. Por ello, sus intervenciones llevan horas, paciencia y mucha atención: “Nuestras intervenciones en el tiempo se alargan bastante. Requieren tranquilidad, delicadeza, sobre todo en movimientos de los artefactos. Evidentemente es un procedimiento muy discreto y no se suele explicar”.
Trabajan con pies de plomo y sin desvelar ningún detalle de sus intervenciones. La última se ha producido en una riera de Piera en Barcelona. Avisados por los Mossos d’Esquadra, los TEDAX han localizado y asegurado 15 granadas de mano y siete de mortero, que serán destruidas por los agentes lo antes posible.
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