El día a día de los vecinos que viven en las zonas afectadas por la DANA sigue estando lejos de la normalidad. Muchos no han podido recuperar una acción tan sencilla como poder salir a la calle. En algunos lugares como Massanassa, todavía hay cientos de viviendas en las que no funciona el ascensor, según informa Manu Reyes. Ese es el caso de Eugenio Toledo.
Eugenio tiene 80 años y desde el 29 de octubre solo ha podido salir dos veces. Él padece Alzheimer y solo ha podido salir de casa en dos ocasiones: una para enterrar a su hijo fallecido por la riada y otra con la ayuda de la Cruz Roja.
Raquel Toledo es la hija de Eugenio. Ella denuncia que están desesperados con la situación en su hogar: “Bajó a enterrar a su hijo y se me rompe el alma verlo así. Yo cada vez que lo veo pienso que podría hacer algo más pero no puedo”. Ella afirma que, desde la riada, su padre ya no puede tener una rutina saludable. “Pierde el contacto con la gente, no sabe qué hora es ni sabe dónde estamos”, lamenta. Pero no es el único que se encuentra en esta situación.
En las inmediaciones de Ausias March (Massanassa), hay muchas viviendas en las que no funcionan los ascensores. Y esto nos deja historias como la de Joaquina. Ella tiene una enfermedad muy grave y tiene que subir y bajar todos los días desde un cuarto piso.
“Tengo cáncer. No puedo bajar porque no hay ascensor. Tengo un andador pero no lo puedo bajar y nos están dando largas con esto de arreglarlo”, explica. Vicenta, otra vecina afectada, sostiene que “está echa polvo desde la riada”. “A partir de la DANA, la rodilla y el hombro del carro me duelen de subirlo al cuarto piso. Se han olvidado de nosotros y de muchos”, añade.
Hasta 135 días después, los ascensores y las estructuras de los edificios siguen sin funcionar al igual que las vidas de muchos vecinos afectados.
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