Destrucción, muerte y oscuridad. Estas son las palabras que definen el impacto psicológico de quienes sufrieron la DANA según la jueza que dirige la investigación. La magistrada quiere medir el estrés postraumático de las familias de las víctimas, para futuras indemnizaciones. Según informa Manu Reyes en el video, muchos afectados han decidido mudarse porque quieren olvidar.
Aunque pase el tiempo, cuatro meses desde la trágica riada en Valencia, hay familias que no son capaces de superarlo. Se trata de un trauma que no les permite rehacer su vida en el mismo lugar, por eso han decidido marcharse.
Quinientas mil personas se vieron afectadas por la DANA, muchas de ellas con tal trauma y dolor, como es el caso de Gloria, a la que acompañamos la última vez que ve su casa. Ella y su familia abandonan Paiporta porque no pueden seguir viviendo aquí.
“Por el miedo a que vuelva a pasar”, explica Gloria Fos, “y en el caso de mi hija de nueve años, por la experiencia traumática que tuvimos que vivir aquella noche que le imposibilita seguir con su vida si está vinculada a Paiporta porque cada vez que pasaba una sirena o escuchaba hablar de la DANA a otros niños, hiperventilaba, le daba ansiedad, empezaba a sudar y se tapaba los oídos”.
Gloria nos enseña como desde su ventana veían pasar el agua “con mucha fuerza, estamos paralelos al barranco, y hubo personas que les desfallecían las fuerzas, se soltaban de la cancela y se las llevaba el agua hasta la esquina que había una montaña de coches y se golpeaban. Mi hija se preguntaba continuamente si esas personas se habían salvado y yo no sabía que contestar”. Ella y su familia decidieron abandonar la zona de la DANA y desde entonces “mis hijas no han vuelto”.
Teddy era conserje del colegio Luis Vives de Massanassa, aquí trabajaba y vivía hasta que la DANA se lo quitó todo. Antes de la riada “vivía y trabajaba en el colegio”, nos cuenta que el agua “me atrapó dentro de la casa y nos salvaron la vida”. Ahora se lamenta de que, además, ha perdido a sus vecinos y sus amistades porque se ha tenido que ir.
Paula querría volver a su hogar, pero el trauma que viven sus pequeños hace que sea imposible. “Mi hija pequeña no quiere volver”, afirma, “tiene miedo cuando viene la oscuridad” y se pregunta “¿aquí ha habido muertos?”.
Esta es otra de las secuelas de la DANA, la gente que, por un motivo u otro, no podrá volver jamás a la vida que tenían y perdieron la noche de la riada.
Síguenos en nuestro canal de WhatsApp y conoce toda la actualidad al momento.