Las claves para saber si tu perro está enfadado contigo


Un perro puede sentir alegría, tristeza, miedo o enfado al igual que nosotros, aunque su manera de exteriorizarlas cambia
Cuando el perro está enfadado va a utilizar un lenguaje corporal muy sutil, como dueños es nuestro deber interpretarlos correctamente
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Los perros tienen la capacidad de comunicarse con nosotros, y de hecho, lo hacen activamente, ya sea mediante el cuerpo, la posición de las orejas o, por sus característicos ladridos. Aún así, es normal que no siempre seamos capaces de entender qué quieren decirnos, pero mediante la observación, es cierto que se pueden deducir muchas cosas.
Los perros son conocidos por ser unos compañeros leales y cariñosos, son capaces de demostrar su amor incondicional siempre, pero ellos, también pueden experimentar un amplio abanico de emociones como nosotros. Aunque puede que no nos resulten evidentes, porque su manera de demostrarlo difiere bastante en como lo expresamos los humanos. Aún así, ellos sienten la alegría, el miedo, la tristeza y el enfado.
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En alguna ocasión, se puede notar que nuestro perro se está comportando de manera distinta, puede que nos ignore, que muestre menos entusiasmo al vernos o que, incluso, no quieran vernos. Estos cambios, aunque son sutiles, pueden ser señales de que algo no va bien.
Al contrario de lo que muchos piensan, los perros son perfectamente capaces de enfadarse como lo haría una persona, ya que, como hemos dicho antes, experimentan emociones parecidas a las nuestras pero de manera más simple, lo que hace que puedan mostrar signos de malestar hacia su dueño si éste ha hecho algo que no le ha gustado. Eso sí, hay que puntualizar que un perro nunca va a hacer nada por venganza ni por dañar a su dueño, simplemente, va a reaccionar ante ciertas situaciones que lo puedan incomodar.
Cómo saber si tu perro está enfadado
Los perros son animales que son capaces de expresar sus sentimientos, pueden transmitir una gran variedad de emociones. Si un perro está enfadado con su dueño, va a usar un lenguaje corporal sutil, con algunas señales específicas que si se aprende a reconocer, pueden permitir que se comprenda mucho mejor el estado de ánimo del perro, y por tanto mejorar mucho la relación con él.
Una de las primeras señales de que un perro está enfadado con su dueño, o también, de que puede que esté estresado es el bostezo repetitivo. Es cierto que el bostezo también puede ser una forma de liberar tensión y relajarse, pero en ciertos casos, podría indicar incomodidad, agobio o enfado. Por ejemplo, si se está abrazando al perro, y de repente, se observa que está bostezando repetidamente, posiblemente no le esté gustando esa situación y es su forma de comunicarlo.
Otro comportamiento que muchos dueños pueden pasar por alto es que el perro se lama la nariz y los labios de forma repetida. Expertos coinciden en que este comportamiento es muy frecuente cuando un perro se siente presionado o sobreestimulado. Puede ocurrir cuando se le sujeta con firmeza para darle un abrazo, pero se comienza a lamer repetidamente. En este caso, está intentando decir que lo dejes tranquilo.
Los movimientos del cuerpo también son un indicador clave para poder descubrir el estado emocional de un perro. Cuando un perro está enfadado, su cuerpo va a tender a ponerse rígido y tenso. En ciertos casos, se puede notar que se queda inmóvil, con los músculos contraídos y las patas plantadas en el suelo. Esta postura es una advertencia muy clara de que le está molestando algo, y podría reaccionar mal si la situación no cambia.
Si un perro se niega a obedecer órdenes, que en una situación normal, cumpliría sin problemas, esto puede ser una señal de que está enfadado. Cuando se le pide que se siente, se quede quieto u otra acción que se quiere que haga, y no lo hace, es muy posible que algo lo esté incomodando. La negativa a seguir órdenes no significa que el perro sea rebelde. Es una forma de comunicar que algo en su entorno o en la actitud de alguien le está haciendo sentir mal.
Por otro lado, el rostro del animal también puede dar pistas claras sobre cómo se encuentra a nivel emocional. Cuando el perro está enfadado o molesto, puede ser que adopte una expresión facial tensa. Las orejas se quedan hacia atrás o pegadas a la cabeza. Su mirada va a ser más evitativa o fija, y la boca estará cerrada con los labios apretados. Además, si tiene su cabeza baja, es una señal de que está a la defensiva o nervioso.
Pueden emitir ladridos o gruñidos hacia la persona que les provoca ese malestar. Cuando este ladrido es agudo y breve, puede ser una señal para que se pare de hacer lo que les molesta. En el caso de que el gruñido sea suave y constante, puede ser que esté advirtiendo de que no se siga haciendo aquello que está enfadándole, ya que, cuando la frecuencia del gruñido aumenta y el perro enseña sus colmillos, es que se está preparando para atacar.
Por otro lado, si aúlla de manera repetitiva y su tono va ascendiendo, cada vez más fuerte, es que quiere llamar la atención, y es importante prestársela, ya que puede continuar aullando combinándolos con otros signos de enfado.
Cómo se gestiona esta situación
Lo primero es no perder la calma, los perros pueden percibir nuestras emociones y lo que hay que transmitirles es confianza, de esta manera, ellos van a entender que no pasa nada malo. No hay que intentar acariciarles o sobreexcitarles, lo ideal es ofrecer un espacio de seguridad que les haga entender que no se va a acercar nadie con malas intenciones.
Antes de intentar solucionar este problema, deberíamos preguntarnos qué se ha hecho para que el perro se enfade. Hay algunos motivos que le pueden molestar como si hay que bañarlo o si se hace algo que le da miedo.
Es conveniente entender el gruñido y el ladrido, intentar comprender qué quiere decir, ya que, si el perro está haciendo eso porque hay algo que le incomoda y es su forma de comunicarlo. Además, si se reacciona regañando al perro, puede hacer que se sienta desprotegido y acorralado, agravando la situación. Por lo que se debe optar por actitudes de refuerzo, como caricias suaves, palabras amables o recompensas como golosinas para que entienda que todo está bien y que puede confiar, y de esta manera pueda recuperar la tranquilidad.