Ana, nombre ficticio de una mujer que no quiere mostrar ni su rostro ni su voz, sufrió violencia machista por parte de su expareja durante años. Pero ella no se atrevía a dejar su casa por temor a que su maltratador hiciera más daño a su perra. “Iba a cometer una locura de meterme en cualquier sitio para que no le hiciera daño a Freya”, reconoce. Se trata de otra forma de violencia vicaria.

Casi el 60% de las mujeres que sufren violencia de género en el hogar retrasan el momento de dejar a su maltratador por temor a posibles represalias contra sus mascotas. El pacto de Estado contra la Violencia de Género contempla el programa ‘Acopet’ que acoge a estas mascotas.

‘Acopet’ es un servicio que se encarga de los animales de las mujeres que sufren violencia machista, durante el tiempo que necesiten, para que puedan rehacer sus vidas. “Lo que más nos pone los pelos de punta es donde más se produce la ansiedad de la mujer por sacar al animal del sitio. Nos reenviaba los audios del agresor diciendo que le iba a hacer daño y que sería culpa suya”, explica Olga Fernández, técnica en la gestión de ACOPET.

“Estamos muy contentos de poder cuidarles y de hacer que las mujeres estén tranquilas. Ayudamos a la víctima psicológicamente porque su perro está cuidado y ayudamos al animal, ya que viene desamparado tras sufrir violencia también”, afirman desde el centro de acogida de animales del programa. Casi nueve de cada 10 víctimas que tienen un animal de compañía asegura que su mascota ha sufrido malos tratos de su agresor. En total, 102 mascotas están esperando para reencontrarse con sus dueñas y empezar juntos una nueva vida.

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