Las enfermedades tropicales desatendidas pueden convertirse en un grave problema si no le prestamos atención. Se trata de unos parásitos que se quedan a vivir en el intestino y que provocan dolor abdominal, diarrea, anemia y fatiga, entre otros, según informa Rebeca Gimeno.
Hoy es el Día Mundial de las Enfermedades Tropicales Desatendidas, la fecha que eligió la Organización Mundial de la Salud hace tan solo cuatro años. El objetivo es concienciar sobre los 21 tipos de dolencias a las que no se les presta mucha atención.
Además de los gusanos intestinales, cuando nos referimos a las enfermedades tropicales también hablamos del Dengue, que transmiten los mosquitos, o del Tracoma, una infección de ojos por una bacteria que puede llevar a la ceguera. Alrededor de 1.600 millones de personas en todo el mundo conviven con alguna de estas dolencias.
Lo cierto es que estas enfermedades sí tienen cura. El problema es que no son una prioridad porque no suelen ser mortales, aunque contribuyen a perpetuar la pobreza y la desigualdad. Los gusanos intestinales son una de las razones por las que los niños faltan a la escuela en las zonas más pobres del planeta. Los colegios están lejos de sus casas y si los niños tienen gusanos, están demasiado débiles para caminar.
El tratamiento es sencillo: una pastilla al año. Este medicamento cuesta menos de un euro y en muchos lugares se administra de forma gratuita en las escuelas. Las ONGs informan que, por primera vez, el número de niños infectados se está reduciendo. De momento, 54 países han conseguido eliminar una de estas 21 enfermedades.
Aunque la revista científica ‘The Lancet’ lanza la alerta en su última editorial: el cambio climático está extendiendo estas enfermedades tropicales a nuevas zonas dificultando su control. La medicina existe pero tiene que llegar a quien la necesita. La acción conjunta y urgente es clave para vencer estas enfermedades desatendidas.
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