Álvaro tiene solo siete años y ya le ha robado el corazón a todo el mundo. Un glaucoma hace que solo vea de un ojo y de forma bastante limitada. Pero eso no le impidió cumplir su sueño: jugar al fútbol, según informa Nuria Fresneda. Para Álvaro, la definición de felicidad es estar con un balón en un campo de fútbol. “A mí me gusta más jugar, si voy a La Malata a verlo también me hace feliz, con que sea fútbol me vale”, reconoce el pequeño.
Álvaro solo puede ver por un ojo por un glaucoma. En su última revisión, este pequeño solo tenía una duda. “Le dije ‘¿quieres preguntarle algo? Y respondió ‘quiero jugar al fútbol’. El médico se emocionó, miró para mí y afirmó ‘Álvaro, adelante’”, recuerda su madre, Noemí Rubido.
Álvaro Otero, su padre, confiesa que cuando lo ve jugar y vivir por y para el fútbol “le da felicidad”. Así que cumplió su sueño y comenzó a entrenar con un equipo. Pero para esta temporada no le quisieron hacer ficha por el riesgo de lesiones en sus ojos. Varios compañeros y entrenadores lo siguieron hasta el Club de Campo de Ferrol, donde lo acogieron con los brazos abiertos.
“Le sale lo de ser líder. Si se cae un compañero, es el primero que lo levanta. Si reciben un gol, es el primero que anima”, señala Marcos Novo, coordinador de ‘Club de Campo’. Aunque Álvaro le quita hierro al asunto. “Hay gente que manda mucho más que yo como, por ejemplo, el entrenador”, afirma. Este año le toca sufrir en la grada viendo al equipo de sus amores, el Racing de Ferrol. “Yo confío en que nos vamos a quedar en segunda”, indica este niño de siete años. Pero en el campo continúa disfrutando de su pasión.
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