Una empresa de desokupas y decenas de okupas se han enfrentado en una enorme batalla campal en Carabanchel, un barrio madrileño. Los hechos se produjeron en el portal de una urbanización de Carabanchel Alto. Según informan Sergio García García y Laura Sólvez en el video, los okupas podrían estar siendo víctimas de una gran estafa.
Una treintena de familias llegaron el pasado diciembre con sus respectivas furgonetas de mudanza a una urbanización en la Calle Excelente, ubicado en el barrio de Carabanchel. Un total de 28 pisos fueron okupados por dichos inquilinos justo antes de Navidad, provocando graves conflictos con los vecinos: “Tenía que venir la policía, día sí, día también por escándalos, por ruidos. Hacen la convivencia con los vecinos que sí que están de alquiler muy complicada”.
En mitad del conflicto intervino una popular empresa de desokupas que desató el caos en pleno portal. Una decena de trabajadores se presentaron en la urbanización para echar a los okupas, pero la resistencia de los inquilinos fue mucho mayor. Trabajadores y okupas se enfrentaron con brutal violencia en la propia urbanización.
En medio de la pelea, se vieron involucrados golpes, palazos, gas pimienta y patadas que terminaron por echar a los trabajadores de la empresa de desokupación. Unos instantes más tarde, los okupas fueron a denunciar los hechos a la Policía Nacional.
La empresa de desokupación fue contratada por la propietaria de los bloques, Vivenio. Esta lleva semanas intentado desalojar los pisos okupados, pero sus intentos no han dado resultado. Tras haber cambiado sin éxito las cerraduras del edificio y colocar numerosas alarmas en la urbanización, Vivenio se encuentra en este momento desaparecida: “No he vuelto a saber nada”. Los residentes de la urbanización llevan intentando ponerse en contacto con ellos desde hace días, pero la empresa no responde a las llamadas.
Los okupas denuncian haber sido víctimas de una estafa. Las familias llegaron a pagar entre 2.000 y 3.000 euros por las viviendas ilegales creyendo que firmaban un contrato totalmente legítimo: “Me pidieron la documentación que te piden en todos los lugares, te enseñan el piso como todos, te abren la puerta”.
Detrás de estos supuestos contratos se encontraría una mafia que contactó con los okupas en un comedor social de una iglesia del barrio. Mientras que las familias que se alojan de manera legal en el bloque pagan entre 800 y 1.500 euros de alquiler, los okupas se encuentran intentando arreglar a situación con Vivenio “para llegar a un acuerdo y poder pagar”.
La policía se encuentra investigando los hechos tras las denuncias de los okupas. Por el momento no hay ningún detenido, pero la situación en el edificio es cada vez más tensa y los vecinos siguen sin recibir ninguna respuesta por parte de la empresa propietaria.
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