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La pesadilla de María Carballo, una joven que no puede permitirse alquilar un piso tras trabajar 60 horas semanales: "Quiero tomarme una cerveza sin sentirme culpable"

Los precios de la compra y alquiler en España parece que seguirán al alza en el próximo año 2025. Y los jóvenes, seguirán siendo los más afectados. Miles de personas cada vez ven más complicado llegar a independizarse o comprar una vivienda con 30 años.

María Carballo, una estudiante de 23 años que se encuentra finalizando el doble grado en Ciencias Políticas y Administración Pública y que apenas consigue 900 euros trabajando 60 horas a la semana ha conectado en 'En boca de todos' para mostrar su versión sobre la problemática de la vivienda, una de las pesadillas más importantes de los españoles.

"Con 1.600 euros netos no se compra nada. Menos en Madrid o en la comunidad, porque antes la problemática era mucho más específica y más dramática en lo que es el centro de Madrid. Durante muchos años, he estado viviendo en Rivas. Rivas es privativo. En la mayoría de municipios de Madrid, el alquiler de las viviendas es algo privativo", comenzaba detallando la estudiante.

María, que vive con su padre en la actualidad en el Barrio del Pilar, explica cómo gracias a que tiene pareja, podría permitir emanciparse para alquilar un piso juntos: "Gracias a él, que es una persona que tiene un contrato fijo, tenemos un poco más de perspectiva y un poco más de esperanza en lo que se refiere a poder tener esta alternativa. Pero, ¿yo sola? Si no encuentro una habitación sería imposible. Y eso que las habitaciones están rodando en torno a los 500 y 700 euros".

"Para comer y ya no solo para comer. Al final, yo creo que la vida va mucho más allá del propio subsistir y de sobrevivir. Mi pareja y yo somos dos personas muy jóvenes que han trabajado, que hemos estudiado mucho, que hemos hecho todo lo que se nos ha exigido... Pero también queremos vivir, querer disfrutar de nuestro sueldo y poder invertirlo en otra cosa que no sea el comer, porque la vida va mucho más allá del trabajo. Quiero poder tomarme una cerveza con mis amigos y no sentirme culpable", cuenta María Carballo.