Hoy se ha vivido un momento muy especial en Granada. Todo empezó en un orfanato. Todos los niños que estuvieron allí, que ahora se han convertido en abuelos, se han reencontrado con las monjas que les cuidaron durante su niñez, según informa Marta Lilao y Laura Chacón,
“Las monjas fueron las que nos criaron. Yo me quedé solo aquí hasta que me fui a la mili, pero aquí pasé los mejores años de mi vida”, confiesa Francisco. Para Paco, una de las hermanas fue la que más le marcó. Ella le enseñó cocina, un oficio al que le ha dedicado toda su vida.
Un álbum con los recuerdos de parte de una vida, con fotos de los 21 años que vivieron dentro del orfanato al que Francisco vuelve para reencontrarse con quien le cuidó. Para Paco, la hermana que le enseñó cocina formará parte de su vida para siempre: "La extraño bastante y me acuerdo mucho de ella". Sor Carmen fue una de las monjas que estuvo en esa época y para ella no fue fácil trabajar dentro de un edifico al que, después de tantos años, vuelve a mirar.
“Los niños que venían aquí eran de familias desestructuradas. Eran historias muy difíciles y yo era muy joven. Lo que teníamos que hacer era cuidarlos muy bien”, afirma. Esta educadora comparte con el resto de hermanas una palabra que marcó a todos estos niños: "Los niños tienen que crecer rodeados de cariño". Ahora, estos pequeños -convertidos en hombres y mujeres- les devuelven todo el amor, una muestra de agradecimiento reflejada en bonitas palabras. “Me han hecho llorar, no esperaba este recibimiento”, sostiene sobre esta imagen que ya estará plasmada en una foto que nunca olvidarán.
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