El día a día después de la DANA: “No vamos a recuperar la normalidad ni en una semana, ni en dos"
La casa y la zona de trabajo de la familia fue arrasada por la DANA: "Todo se vino abajo”
Los colegios, centros médicos, supermercados de Alfafar se encuentran destrozados por la riada
La DANA azota también Barcelona y Tarragona: cortes de carreteras, vuelos cancelados y graves inundaciones
Casi una semana después de que la DANA azotase la Península, miles de personas tratan de recuperar la normalidad, aunque resulte prácticamente imposible en estas circunstancias. Gracias a la ayuda de miles de voluntarios y la labor de los servicios de rescate, cada vez son menos los escombros, pero muchos no ven el fin a esta pesadilla. Lorelei Estaban y el equipo de Noticias Cuatro ha estado con una familia para acompañarlos en su día a día tras la catástrofe.
Guillermo y Rebeca, padre e hija, se vieron sorprendidos por la riada el pasado martes en su vivienda de Alfafar, uno de los municipios más perjudicados por la DANA: “Si nos hubieran avisado esto no hubiera ocurrido”, comenta Guillermo. El escenario de localidades como Alfafar es caótico, muchos lo describen como una película de terror. Sigue habiendo casas sin vaciar y edificios llenos de barro, como es el caso del hogar de esta familia.
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La situación es absolutamente crítica y parece imposible recuperar la normalidad. Los estudiantes y los niños no pueden ir a las escuelas porque se encuentran destrozadas. Ahora son puntos improvisados de ayuda, donde las maestras repartes alimentos y ropa a vecinos que lo han perdido todo. Los centros médicos y los supermercados en la localidad de Alfafar se encuentran totalmente arrasados y llenos de montañas de escombros: “Hay coches dentro del centro médico y hay gente sacando cubos llenos de barro”, expone el padre de familia.
Parte de la casa de la familia se vino abajo por la fuerza de la riada
Guillermo y Rebeca viven un lunes distinto. Deberían estar trabajando, pero el agua arrasó con su domicilio, donde ejercían sus respectivos oficios. Guillermo teletrabajaba en su despacho y Rebeca tenía instalado un estudio de tatuajes, pero todo ha desaparecido: “Todo lo tenía aquí, justamente aquí tenía la maquina y todo. Todo se vino abajo”, explica rota Rebeca. Uno de los muros se derrumbó por la fuerza del agua, “la pared ahora ya no está”.
Padre e hija escaparon de la riada de milagro: “El agua el imparable, tuvimos que escapar por la cocina”. La nevera cayó y obstruyó la salida. “Rompimos el techo para poder salir”. Tras esta tragedia va a ser imposible recuperar pronto el día a día que vivían hace una semana: “Ahora mismo tenemos la vida patas arriba”, “no vamos a recuperar la normalidad ni en una semana, ni en dos".
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