La amenaza de la crisis del agua: en 25 años el 50% de la producción mundial de alimentos podría estar en riesgo

El calentamiento global está manifestando en la Tierra consecuencias irreversibles. Entre ellas: el cambio del ciclo del agua por primera vez en la historia. Las inundaciones catastróficas que a menudo presenciamos, las tierras grietadas, y la escasez del agua son algunas de las manifestaciones apreciables en el planeta. Se reclaman medidas urgentes. De no ser así, en apenas 25 años, el 50% de la producción mundial de alimentos estaría en riesgo. 

Un informe elaborado por la Comisión Global sobre la Economía del Agua ha expuesto datos alarmantes. En un poco más de 20 años, la mitad de la producción de alimentos en el planeta estará en riesgo, pero en 2050, más de la mitad. Los cultivos son unos de los mayores afectados de la crisis climática. Estos se pierden tanto por la falta de agua, como por el exceso y las lluvias torrenciales. El divulgador ambiental Juan Bordera explica lo siguiente: “Especies que tenías super adaptadas a tu territorio desde hacía siglos, ya no son capaces". Además, nos comenta que “la crisis climática, en el fondo, va de las cosechas”. 

El informe ha advertido, asimismo, sobre la caída del PIB mundial para el año 2050. De media, el PIB caerá en todo el planeta un 8%, pero en países menos desarrollados, la caída podrá ser hasta de un 15%. Ninguna economía va a estar exenta de las consecuencias del cambio climático. Como declara en el video el climatólogo Jorge Olcina, “la crisis alimentaria ya se está manifestando en países poco avanzados como incluso desarrollados”. 

La mitad de la población sufre escasez de agua

El cambio del ciclo del agua es una de las manifestaciones más preocupantes. Está dejando en el planeta fenómenos jamás vistos: “Estamos viendo ahora mismo, por ejemplo, que el Amazonas se seca, pero a la vez, en el Sahara está lloviendo muchísimo, está inundándose”, expone el divulgador. La escasez de agua en la mitad de la población mundial como consecuencia de este desequilibrio no tiene previsión de mejorar, ya que “los días sin lluvia son cada vez más numerosos, pero cuando llueve lo hace con muchísima más intensidad”. Esta intensidad provoca la destrucción de los cultivos y de las tierras. 

Se prevé que la situación vaya cada vez a peor y que los efectos del calentamiento global se aceleren: “Todo esto está yendo más rápido de lo que se había previsto, está yendo peor de lo previsto”, expresa Bordera. La situación es cada vez más preocupante, “tenemos que empezar a planificar el agua siendo menos dependientes de la precipitación, apostar por la reutilización del agua”, pero, sobre todo, las economías mundiales deben tomar medidas de manera urgente.  

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