Las alpacas son un animal típico de Perú y Bolivia, pero desde hace un par de años se han arraigado en Cantabria. La popularidad de estos animales, apreciados por su pelo, ha sorprendido a los ganaderos y hosteleros. Según informa Maialen Larrinaga en Noticias Cuatro, se han creado rutas turísticas para conocerlas mejor. Aunque se encuentren a miles de kilómetros de su país de origen, en la granja ‘Alpacas de la Tierruca’ en Llanos han encontrado su segundo hogar.
La alpaca es un animal doméstico que se puede acariciar e incluso abrazar, por lo que cada año reciben a miles de visitantes de todas partes del mundo que vienen a conocerlas. En la granja aprenden de ellas y de todo su proceso textil, ya que producen una de las fibras más deseadas en la industria.
Francisco Yedra, propietario de la granja de alpacas, explica: “La visita tampoco es la típica en la que vienes a jugar con el animal, sino que vienes a aprender. Vienes a saber de dónde vienen las alpacas, vienes a saber qué se hace con ellas, vas a ver todo el proceso de la fibra, cómo se trabaja. Es un poquito más didáctica que simplemente lúdico”.
Pilar Fortes, propietaria de la granja de alpacas, expone: “(Los visitantes) van a estar entre ellas. Van a estar dentro de los recintos, van a darles de comer de la mano, pero van a estar entre ellas. Las alpacas están libres, no nos gustan los animales encerrados”. Según recoge la página de ‘Alpacas de la Tierruca’, el producto de la alpaca es su pelo que se utiliza para comercializarlo como hilo.
Las alpacas son ganado que necesitan ser un rebaño y, como en todo rebaño, debe haber varias hembras para un macho o no tener macho y contratar servicios de cubrición a otra ganadería. Estos animales son muy ecológicos por su propia morfología y porque cuando comen pasto no arrancan la hierba, la cortan, de manera que esta sigue creciendo.
Las patas de las alpacas tienen almohadillas, no cascos, y son animales que no pesan mucho, de manera que en los terrenos húmedos y “pindios” como el de Cantabria no rompen el campo donde suelen pastar. En cuanto a los árboles, no se comen su corteza, sino que mordisquean sus hojas tiernas y los troncos no los dañan.
Se trata de un animal que no destroza el entorno en el que habita y se adapta fácilmente a los lugares nuevos. El prado en el que pastan suelen hacer sus deposiciones, por lo que las fincas suelen estar limpias y la recogida y el saneamiento del ganadero es cómodo. Las heces se recogen para hacer compost que luego se utiliza para la huerta de la ganadería o se destina a otros servicios.
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