Poner rumbo a Berlín, donde se disputa este domingo 14 de julio la final de la Eurocopa es toda una odisea y quienes ya se han atrevido a intentarlo han podido comprobarlo: no hay entradas o están a precios desorbitados en la reventa. Por eso, hay quien se está yendo sin ellas en un trayecto maratoniano, dado que además los vuelos directos a la capital alemana están ya agotados. Así, llegar a Berlín puede llevar muchas horas y con muchas escalas por delante.
Respecto a las entradas, por cauces oficiales ya no las hay “asequibles” y las entradas vip van de los casi 6.000 hasta los 40.000 euros.
“He intentado ir y no me da”, nos cuenta un joven recalcando lo difícil de embarcarse en esta empresa…
“La verdad es que son bastante caras y las que hay son muy pocas”, lamenta otro, resignándose. Lo más barato, con visibilidad reducida, está por algo más de 1.400 euros. “Imposible”, dicen.
En este escenario, muchos se lían la manta a la cabeza y van a Berlín pretendiendo conseguir allí una entrada más económica en la reventa.
“Somos dos sevillanos que estamos en un autobús Sevilla-Málaga y esta noche volamos a Hamburgo. Después a Berlín, sin alojamiento y sin entrada y sin nada porque están las entradas a 1.000 euros y los alojamientos carísimos”, contaban dos jóvenes a través de las redes, facilitando sus correos electrónicos si alguien quería contactar con ellos.
En la contrarreloj para lograrlo a tiempo, otros mientras tanto buscan billetes para acercarse a las inmediaciones del estadio de la final, –el Estadio Olímpico de Berlín–, pero no solo no hay directos sino que los que tienen escalas también tienen elevadísimos precios para el destino, alcanzando los 1.000 euros.
“Aprovechando que estamos en vacaciones, vamos a hacer el viaje”, señala una mujer ante nuestras cámaras.
Algunos lo que quieren son paquetes, con la entrada aparte si la encuentran. Dos personas, con entradas si tienen suerte, pagarían unos 3.200 euros por vuelo y hotel y unos 2.844 por las entradas, es decir, un total de 6.044, unos 3.000 por persona, sin contar comidas y transporte por Berlín.
Con todo esto en cuenta, podría ser una final de infarto también para los bolsillos de algunos aficionados.
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