A Cristina le diagnosticaron Asperger con 18 años y, debido a esta enfermedad, sus padres la obligaron a hacerse una ligadura de trompas. Ahora, 13 años después denuncia que esa decisión no la tomó libremente y que se vulneraron sus derechos. Y quiere que su testimonio sirva para otras chicas con discapacidad.
“Mis padres lo que me dijeron es que nadie me iba a querer. Me comentaron que si surgía la oportunidad de tener relaciones sexuales con alguien que no lo hiciese", señala ella. Cristina no lo entendió al principio, pero ahora tiene claro lo que significaban esas palabras: "Me estaban diciendo que por tener Asperger cualquier persona que quisiera tener relaciones era una persona que se estaba metiendo conmigo", añade la joven.
A Cristina le cambió la vida cuando llegó su diagnóstico con tan solo 18 años: tenía el síndrome de Asperger. "Mis padres lo utilizaron para infantilizarme. Cuando una joven -que ha sufrido una represión de su sexualidad- conoce a alguien y se echa novio, es cuando le vienen los problemas. "La frase que me dijeron, que me cambio la vida, es que sería irresponsable traer al mundo hijos con la misma enfermedad que tengo. Yo asumí que tenia una enfermedad que podía pasarle a mis hijos y esto me llevó a hacerme esa operación de ligaduras de trompas", confiesa la joven.
“Tuvieron que recurrir a la manipulación porque no había una forma legal que les permitiera hacerme lo que me hicieron", añade. Ella se dio cuenta de todo cuando su pareja, que es autista, le hizo cuestionarse una pregunta: ¿Qué hay de malo de tener hijos autistas? "Las mujeres con cualquier discapacidad son perfectamente válidas para ser madres", afirma. Ahora, ella no se habla con ellos. "No tengo trato alguno con mi familia porque la familia la eliges tú. Y para mí lo son mi mascota, mis amigas y mi pareja porque me quieren y me aceptan tal y como soy. Jamás me obligaría a hacer algo en contra de mi misma", concluye Cristina, una joven que quiere ayudar a otras mujeres que se encuentren en su misma situación.