Marcos Troitiño es un Guardia Civil de 41 años que recibió una gran ovación al abandonar el hospital, después de que su vida cambiara en junio del año pasado. Según informa Laura Queijeiro en Noticias Cuatro, salió del Hospital Vithas Vigo en una silla de ruedas rodeado de multitud de compañeros, amigos y familiares que le recibieron entre aplausos. Marcos ha estado ingresado durante ocho meses por un atropello que sufrió, en el que perseguía a unas ladronas.
El equipo de informativos ha acompañado a Marcos mientras asistía a una cita al hospital. Vuelve al centro que le salvó la vida tan solo dos días después del homenaje que le hicieron nada más recibir el alta. Entre aplausos, Marcos expresaba: “Muchas gracias de corazón”. Su vida cambió radicalmente hace un año.
Marcos sufrió el atropello en Castellón, donde estaba destinado, mientras corría detrás de unas delincuentes. María González, la mujer de Marcos, explica: “Un pronóstico muy negro, con un 99,9% de probabilidades de que no fuera a despertarse y de que no fuera a mejorar nada”. Estuvo durante tres meses en coma y le daban por muerto, pero su mujer no se rindió y lo trasladó hasta el Hospital Vithas Vigo.
Marcos estuvo durante mucho tiempo en la unidad de neurorrehabilitación y tiene que seguir asistiendo, ya que tuvo que volver a aprender a hablar, a comer y a escribir. Pablo Villarino, director del Instituto de Rehabilitación Neurológica, comenta otras acciones cotidianas que Marcos tuvo que volver a aprender: “A ducharse, a caminar y a pensar incluso”.
María González afirma: “Hace cosas que antes no hacía como, por ejemplo, lavarse los dientes, comer, ducharse o vestirse. Cosas básicas de la vida diaria”. Aun le queda mucho camino por recorrer. Uno de sus compañeros que acudió a su salida del hospital exclamaba: “¡Marcos! A disfrutar de la calle, que te lo mereces más que nadie”.
Según las declaraciones que recoge el Faro de Vigo, Pablo Villarino aseguró: “Cuando llegó estaba encamado, con una movilidad muy, muy pequeña, comía a través de una sonda. Cuando lo despertamos su capacidad de respuesta era únicamente con el dedo y estaba desorientado. Después de un trabajo de ocho meses y medio, ya puede comenzar a recibir un tratamiento ambulatorio porque ya es capaz de caminar con andador y come”.
Pablo Villarino también expone: “Es cierto que todavía hay margen de mejora y hay que seguir trabajando, pero ya puede hacerlo desde su casa. Se ha esforzado mucho, es muy determinado e inconformista. Dice y espera que pueda llegar a caminar, esa puerta la verdad es que está abierta”.
María González expresa: “Fuimos conscientes en todo momento de que el daño cerebral era muy grave, pero también en todo momento supe que no iba a tirar la toalla. Los cuidados paliativos que nos ofrecían a los tres meses del accidente no llegué a contemplarlos nunca. Y no vinimos a Vigo, al Hospital Vithas, y hoy por fin volvemos a casa, Marcos, yo y nuestra hija”.