Victoria, una psiquiatra que acabó con dos costillas rotas por la agresión de un paciente: "Me eché a llorar"

Los médicos sufrieron 769 agresiones en España durante 2023, lo que supone dos ataques al día, sobre todo entre las mujeres. La principal causa de estos ataques son los pacientes que no están de acuerdo con el profesional sanitario. Hoy conocemos e caso de Victoria, una psiquiatra que acabó con dos costillas rotas por un paciente. Los agentes de seguridad ciudadana realizaron 9.000 actuaciones policiales en este sector después de aumentase en un 24% durante 2022.

“Era una guardia y estábamos en plena pandemia. Las citas estaban restringidas y vino la madre de un paciente porque quería ver a su hijo”, recuerda Victoria. “Cuando fui a comunicarle al paciente que podía darle un beso a su madre, se acercó y me dio un puñetazo”, añade.

“Me di cuenta de que tenía las costillas rotas dos semanas después”, dice Victoria

Para Victoria era un día como otro cualquiera. Le tocaba turno de guardia en plena pandemia y recibió a una mujer que quería ver a su hijo que estaba hospitalizado. Después de decirle al paciente que podía darle un beso a su madre, le dio un puñetazo y acabó en el suelo. “Me hice un ovillo pero se quedó a la vista las costillas y la cabeza”, indica ella.

Una vez en el suelo, le empezó a dar patadas hasta que le rompió dos costillas. “Me di cuenta dos semanas después”, asegura sobre las consecuencias físicas que le dejó este ataque. “Fui de valiente y dije que no pasaba nada. Cuando empecé a hacer guardias noté la ansiedad, las pesadillas, los flashbacks y notaba que cualquier ruido me sobresaltaba”, afirma.

“Un mes después me eché a llorar delante de un paciente”, sostiene la psiquiatra

Con el paso de las semanas, Victoria se dio cuenta de que la agresión le había pasado factura en la salud mental. “Un mes después, un paciente se agitó y me eché a llorar delante de él”, explica. Y es que la angustia y el dolor estaban presentes. “Me daba miedo trabajar y yo no sabía hacer otra cosa. Ya no era lo físico, era lo psíquico”, sostiene ella.

Poco a poco ha ido mejorando ese miedo que la acompaña desde entonces. “He ido a terapia psicológica y ya cada vez tengo menos. No pasa nada por reconocerlo”, apunta tras subrayar que lo verdaderamente importante es denunciar. “Asumimos que por ser médico o psiquiatra esto viene ligado a nuestra profesión y no es así”, concluye.