Cataluña sigue sufriendo los efectos de la falta de agua. Las restricciones en muchos pueblos del interior hacen que la vida cotidiana de sus habitantes sea más difícil todavía. En una granja de l’Empordà (Girona) tienen que traer el agua con cubas para dar de beber a sus animales. No pueden utilizar el agua que sale del pozo porque está salada.
Jordi Colls, un ganadero, cuenta que en caso de darles esa agua a los animales los verían más delgados, no crecerían, no funcionarían; al igual que nos pasaría a nosotros. Temen que este problema se acentúe ahora tras la orden de reapertura de pozos que llevaban 40 años cerrados. Una maniobra para extraer todavía más agua del acuífero.
Los agricultores denuncian que la sequía está provocando la sobreexplotación del acuífero Fluvià Muga, que cada vez está más vacío. La poca agua que queda es de mala calidad por su proximidad con el mar. Vicenç Gusó, un agricultor, comenta que el agua que sale del pozo es aparentemente buena y fresca, pero está a un nivel de salinidad de 4.600. Las plantas y los animales solo aceptan un máximo de 3.000.
Fran Vidal, otro agricultor, dice que no entiende cómo se pueden plantear destruir un territorio por querer salvar la temporada turística. Las alternativas empiezan a agotarse, por lo que los campos están cada día más secos y el pantano que abastece la zona se encuentra bajo mínimos, con reservas solo hasta junio.
Normalmente se asocia que la sequía es consecuencia exclusiva de la meteorología y la falta de lluvias, pero realmente se basa en tres partes: la precipitación en forma de lluvia o nieve supone la entrada de agua. Luego hay que tener en cuenta la escorrentía, que es el agua que cae por el monte y sirve para recargar ríos y embalses. Por último, la transformación del agua en madera, hojas o frutos; que permite a los campos y los montes vivir a través del proceso de evaporación.
Realmente la cantidad de lluvias no ha cambiado de manera destacable en los últimos años, sin embargo, sí que ha aumentado la aridez hidrológica. Esto es debido al abandono rural y al aumento de la superficie forestal. Además, el aumento de la evaporación es debido a la subida de la temperatura y la humedad, además del ya mencionado aumento de la superficie forestal. Ambos factores sumados a un ligero descenso en las lluvias son responsables de la situación actual en Cataluña.