Llevar dinero en efectivo comienza a ser una imagen del pasado. Cada vez es más común pagar todo con la tarjeta de crédito, sobre todo desde que se pueden hacer desde un móvil o un reloj. Pese a que la mayoría de negocios acepta esta nueva realidad, algunos bares de Galicia se resisten a cobrar los cafés con el TPV.
“No me parece lógico que le tengamos que pagar una comisión al banco de ese euro que cuesta el café”, critica María del Mar Gallego, dueña del ‘Bar Mickey’, situado en Vilagarcía de Arousa (Pontevedra). Fernando Rial, propietario de ‘O Galeón de Catoria’, comparte el mismo pensamiento: “Yo de todo lo que venda me llevo una pequeña comisión, aunque sea pequeñita, me da igual. Al banco no le doy nada”.
En España, no es obligatorio que los bares tengan un terminal punto de venta o TPV; por lo que no existe la posibilidad de demanda, sanción o de embargo. La comisión que cobran los bancos por esta operación de pago depende de cada entidad bancaria, pero la tasa media es del 0,31% con los realizados con una tarjeta de débito y las rechas con una tarjeta de crédito suben al 0,35%.
“Tengo que pagar a Hacienda, la luz, el agua y aún así tengo que darle al banco una cantidad de mis beneficios”, explica María del Mar Gallego. Aunque otros negocios como el de Paula, que tiene una tienda de chuches, se han tenido que adaptar a este cambio. “Desde que vino la pandemia, se implantó mucho más el dinero ficticio. Me compraban un agua, que son 30 céntimos, con tarjeta. Eran importes mínimos”, señala.
Tal y como se refleja en el Real Decreto-Ley de servicios de pago y otras medidas urgentes en materia financiera, los establecimientos pueden obligarte a pagar en efectivo cuando el importe es inferior a 30 euros. Cuando el importe es superior a esa cantidad, están obligados a aceptar el pago con tarjeta.
En cualquier caso, si un bar tiene implantado un importe mínimo para realizar el cobro con tarjeta, está en la obligación de mostrarlo en un cartel que se al suficientemente visible al público. Así, los negocios como los de María y Fernando pueden seguir apostando por el dinero de toda la vida.