Las alergias dejan de ser estacionales. Más de ocho millones de personas ya han tenido episodios agudos, lo que ha obligado a varias comunidades a activar los protocolos de primavera. “Hemos alcanzado niveles de polen que duplican a los del año pasado”, señala Alberto Álvarez, alergólogo del Hospital Gregorio Marañón. Una situación relacionada con la rápida floración de los campos de almendros.
La primavera en invierno, la escasez de lluvias y la contaminación son las causantes de este cambio. “Es lo que conocemos como cambio climático. Interactúa con las partículas diesel y con las de combustión y se vuelve más virulento”, explica el alergólogo.
Picores, tos, molestias en los ojos y en la nariz son algunos de los síntomas de las alergias. La diferencia con otros años radica en el momento de su aparición. En 2023, los alérgicos llegaron a las consultas a partir de diciembre. “Cada vez se necesitan antes los tratamientos. Al final, acabarán siendo pacientes perenne”, destaca Alberto Álvarez.
“Es la epidemia no infecciosa del siglo XXI. La Organización Mundial de la Salud ha comunicado que, para dentro de unas décadas, el 50% de la población tendrá alergias. En términos de salud, es una cantidad que desestabiliza a la población alérgica”, subraya Juan José Zapata, presidente de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).
Los expertos lo tienen claro. La mejor solución para aquellas personas que sufren alergia es la vacunación bien diagnosticada. Todos los que sufren asma, rinitis alérgica, sensibilidad a la picadura de insectos y eccemas les puede cambiar la vida con tan solo un pinchazo.
Eso sí, las vacunas antialérgicas pueden no ser recomendadas si se padece asma grave, una afección del corazón, se toma ciertos medicamentos o si se está embarazada. Así, lo más recomendado es acudir al médico para ver qué se puede hacer frente a estos episodios fuertes de alergias.