La cultura de la muerte es esencial en México y llena de misticismo todo lo que toca. Y ahí entra en juego una momia española de hace 1.800 años que atrae a cientos de fieles mexicanos cada día, según informa Nuria Cabrera. Vecinos y visitantes, curiosos y devotos se acercan a diario a orar a esta reliquia. Bajo un altar y a través de una urna de cristal, se puede apreciar su rostro, sus manos y un traje impecable.

La momia de una joven española de 16 años, nacida en La Rioja, atrae a fieles que ahora la adoran como la Santa Columba en Hidalgo, México. A los lados de la urna de cristal, se ve un pergamino pintado que ofrece un esbozo del pasado de la hija de Rioja. El cuerpo está en el antiguo Convento de San Francisco, uno de los edificios más emblemáticos del pasado colonial de Pachuca.

A los 16 años, la joven conoció al emperador romano Lucio Domicio Aureliano, quien quedó fascinado por su belleza y amabilidad y le ordenó que se casara con su hijo. Ella se negó porque quería dar su vida a Dios. Como respuesta, la encadenaron, la encerraron y la decapitaron. Su cuerpo permaneció incorrupto en Europa hasta que llegó a la Nueva España gracias a la marquesa de San Francisco, hija del conde de Santa María de Regla, Romero de Terreros.

“La hija, al poseer tal cantidad de dinero decide comprarla, traer el cuerpo de la Santa desde Francia. Imaginemos la travesía en barco y desde entonces se ha conservado como una Santa, no ha sufrido el deterioro total”, explica la historiadora Sara Montes Romero. Desde entonces, los restos han permanecido intactos y se ha conservado como una santa. Una momia milagrosa que acompaña a los mexicanos en la fe.

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