Pakistán vive horas de tensión y pánico por el secuestro de un tren con más de 400 pasajeros. Un grupo armado de nacionalistas beluchís se colaba entre los pasajeros con chalecos explosivos para formar al Gobierno a liberar a sus presos políticos. Hay decenas de muertos.

La explosión alcanza de lleno al primer vagón del tren. Los testigos cuentan que, lo que vino después, es el apocalipsis: disparos por todas partes, muertos y toma de rehenes.

En el Jaffar Express, con origen en Quetta (la capital de la provincia de Baluchistán) y destino Peshawar (en el norte de esta región paquistaní) viajaban más de 400 personas. Entre ellas, unos 100 miembros de las fuerzas de seguridad. Tras secuestrar el tren, los insurgentes del Ejército de Liberación de Baluchistán han liberado a mujeres y niños. Pero han tomado como rehenes a varios soldados del Ejercito pakistaní.

En un comunicado difundido en redes sociales, la organización independentista amenaza con empezar a ejecutarlos si Pakistán no libera a los presos políticos baluchíes. Así, advierte: “Retírense de Baluchistán si no quieren morir”. Una amenaza que lanzan también a China, inversora de excepción en el país. Las autoridades pakistaníes han enviado tropas a las zonas para liberar a los rehenes y los ataúdes para recoger a los muertos en este atentado ocurrido el 11 de marzo y realizado con tácticas de terror similares a las llevadas a cabo por Al Qaeda.

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