Las probabilidades de que un asteroide impacte en la Tierra en 2032 varían por minutos. El asteroide 2024 YR4 fue descubierto el pasado diciembre, y desde ese momento está en el punto de mira de las agencias espaciales por las posibilidades de chocar con nuestro planeta en unos años. Los expertos estudian las características y trayectoria de la gran roca que se aproxima a la Tierra y cada día, las probabilidades de impacto cambian.
Todo lo que rodea al 2024 YR4 es incertidumbre. Lo único claro que hay es la fecha de la posible colisión: 22 de diciembre de 2032, a unos días de Navidad. La trayectoria del asteroide todavía no está definida, pero la NASA advierte de las probabilidades de que choque con la Tierra.
Hace una semana estas llegaban a ser del 3’1%, la probabilidad más alta registrada de que ocurra algo así en nuestro planeta. Esta cifra no ha durado mucho. Ahora mismo el porcentaje es del 1’5% y desde la ESA se informa que está clasificado en el nivel 3 en la escala de riesgo de impacto de Turín.
Se calcula que el asteroide que se aproxima mide 50 metros de diámetro y aunque no supone una amenaza para la humanidad, podría destruir una ciudad entera. En su colisión se liberarían ocho megatones de energía, lo que corresponde al impacto de 500 bombas atómicas como las que destruyeron la ciudad de Hiroshima en 1945.
En caso de colisión, podrían verse afectados el océano Pacífico oriental, el norte de Sudamérica, el océano Atlántico, África, el mar Arábigo o el sur de Asia, según el International Asteroid Warning Network. Aun así, los expertos instan a la calma: “Tenemos un 98% de probabilidades de que no impacte, así que yo le diría a la gente que no se preocupe mucho”, comenta Juan Luis Cano, de la oficina de defensa planetaria de la ESA.
El telescopio espacial James Webb de la NASA, el más potente que existe en la actualidad, se encargará de observar desde cerca el asteroide a principios de marzo: "Sus mediciones de infrarrojos nos permitirán concretar bien su tamaño y su posición exacta”. Las observaciones continuarán hasta que el 2024 YR4 deje de ser visible, que se prevé que sea para abril o mayo, si hay más suerte.
A medida que se obtengan más observaciones de la órbita del asteroide, su probabilidad de impacto se conocerá mejor. Si no se elimina el riesgo de impacto, habrá que preparar una misión para desviarlo en 2028, cuando el asteroide vuelva a ser visible.
Aunque ahora mismo cunda el pánico, es muy probable que finalmente se descarte el riesgo de colisión, tal y como ha ocurrido en varias ocasiones. Hace apenas 20 años, el asteroide Apophis también amenazaba con impactar contra nuestro planeta con un 2’7% de posibilidades, pero al final se quedó en un susto.
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