Mientras Trump visita casinos en Las Vegas para acabar su primera gira interna por Estados Unidos, el magnate Elon Musk se dedicaba a intervenir por videoconferencia en el arranque de la campaña electoral de la ultraderecha alemana. Esta vez sin este saludo con el brazo en alto sobre el que se sigue especulando esta semana.

Este sábado lo volvió a hacer. El hombre más rico del mundo haciendo campaña junto al partido filonazi de ascenso en Europa, Alternativa por Alemania. "Las próximas elecciones de Alemania son increíblemente importantes porque pueden decidir el destino de Europa, puede que del mundo, esa es la relevancia de estas elecciones por eso es importante que habléis con familiares y amigos y convencerlos de que consideren votar a la AfD", intentaba convencer Musk.

Cada vez que puede Elon Musk muestra que se siente cómodo con ideologías ultraconservadoras, ultranacionalistas, racistas y que niegan las políticas de igualdad o diversidad sexual.

Por eso, cuando hizo su polémico saludo, muchos vieron en él un guiño al saludo nazi, sinónimo de terror todavía hoy 80 años después de la muerte de Hitler.

El magnate ha negado ninguna intención política en un gesto que asegura que le salió del corazón. Y como ejemplo, él mismo, ha publicitado en su red social al presidente francés haciendo lo mismo.

Musk tiene el encargo de Trump de convertir a la administración americana en una empresa eficiente y recortar gastos en su tarea.

Se supone que por su aparente capacidad de gestión empresarial, pero no solo por eso ha llegado a la Casa Blanca, también por el dinero que dio para la campaña, por usar sus redes de forma descarada en beneficio del nuevo presidente y porque tanto Musk como Trump comparten una misma forma de pensar sobre que es lo que hay que hacer.

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