Miles de personas están pendientes de los cambios del viento y las ráfagas que expanden el fuego en Los Ángeles y que siguen provocando evacuaciones en zonas que hasta ahora parecían seguras en Los Ángeles. Según informa Cristina Herráez en el vídeo, un millar de efectivos de la Guardia Nacional está supervisando los desalojos. Hasta el momento hay más de 10.000 desplazados y 150.000 órdenes activas de evacuación.

En medio de la profunda oscuridad, producía por los cortes de luz, destacan las luces de una ciudad improvisada de tiendas de campaña y casas móviles que dan cobijo a cientos de evacuados. Personas que han tenido que abandonar sus viviendas ante el riesgo de que estas sean devoradas por unos incendios que han calcinado casas de ricos y famosos, pero también de gente común que no tiene otra residencia a la que acudir.

Jennifer, una profesora voluntaria en los campamentos de evacuados, se emociona al pensar lo mal que lo está pasando la gente y asegura que “no puedo dar mucho dinero, pero sí puedo venir y dar mi tiempo”.

El parquin del hipódromo de Santa Anita, en Arcadia, California, es un ir y venir de voluntarios con agua, alimentos y enseres de primera necesidad. “Sigue oliendo a hollín, pero queríamos salir y apoyar a la comunidad”, dice una voluntaria con su bebé de cinco meses en brazos.

Iniciativas solidarias de todo tipo, convocadas muchas de ellas a través de las redes sociales, que han desbordado todas las expectativas ante el que está considerado ya como uno de los desastres naturales más devastadores de la historia de Estados Unidos. 

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