Alemania celebra este fin de semana las elecciones en dos länders y si hay alguien capaz de parar a la ultraderecha es Sahra Wagenknecht, una mezcla entre comunismo y políticas antimigratorias que divide a la izquierda. Tras recibir un ataque de pintura, está considerada -incluso por sus oponentes- como una maestra a la hora de tocar la fibra sensible de la población.
Sahra Wagenknecht tiene 55 años y fundó su propio partido apenas hace unos meses, en enero. Y tan solo ha necesitado ese tiempo para conseguir protagonismo político, aunque no siempre para bien. En su último mitin acabó cubierta de pintura y en otra ocasión, de tarta. Wagenknecht abandonó a principios de año su anterior partido llamado 'La Izquierda' por sus diferencias en torno a la guerra de Ucrania -ella rechaza el apoyo militar de Berlín a Kiev- y la migración.
La líder del nuevo partido ‘Alianza’, Sahra Wagenknecht, nació en Alemania y es de padre iraní. Desde muy joven ha estado involucrada en la vida política: se afilió al Partido Comunista a los 19 años. Pero ahora es difícil de etiquetar políticamente. Wagenknecht propone políticas económicas de izquierda, se preocupa por los trabajadores y la desigualdad económica. Aunque esto lo combina con medidas antinmigración más propias de la derecha radical.
La inmigración es un tema que preocupa a la población alemana y esto le ha ayudado a conseguir seguidores. En las elecciones regionales ha ganado terreno, pero todavía la posicionan por detrás del partido de la ultraderecha ‘Alternativa para Alemania’. Según las encuestas, su partido tiene entre el 15 y el 20% de los votos, muy por delante de los tres partidos que gobiernan en Berlín. Así, se convierte en la esperanza de muchos para combatir la extrema derecha en el país.
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