Se ha producido la quinta erupción volcánica en Islandia, que está dejando imágenes espectaculares. Según informa Álvaro Berro en Noticias Cuatro, es un espectáculo increíble, pero las coladas han alcanzado los muros defensivos que evitan que la lava arrase con Grindavik, un pueblo pesquero cercano. Las autoridades alertan de que, con esa cantidad de lava, la localidad podría quedar totalmente aislada.
Es la quinta erupción volcánica, desde que comenzó la primera el pasado diciembre. Esta última tiene una especial virulencia y flujos de lava más potentes. Las autoridades han activado el nivel rojo de emergencia, con evacuaciones en Grindavik. Casi 4.000 personas han sido desplazadas de este pueblo pesquero, rodeado de muros gigantes de contención y parece que las coladas podrían superarlos.
El suministro eléctrico se ha suspendido como medida de protección. Los flujos de lava han arrasado el cableado eléctrico y las tuberías de agua fría y caliente. Si no existieran esos muros gigantes, las viviendas de la zona oeste ya hubieran sido cubiertas por la lava.
La fisura volcánica tiene más de 2,5 kilómetros de longitud y escupe lava a más de 50 metros de altura. Antes de la erupción, se registraron 140 terremotos. Cuando la lava entra en contacto con los depósitos de agua subterránea, provoca gigantescas columnas de vapor que se mezclan con las de ceniza y humo. El penacho volcánico, la nube de gas y vapor, ha alcanzado una altitud de 3,5 kilómetros.
Según recoge un informe difundido por la agencia meteorológica de Islandia, a lo largo de este 30 de mayo, la erupción ha ido reduciéndose y ya no se ha registrado más actividad explosiva, además, los movimientos sísmicos también han bajado. La actividad se concentra en “unas pocas” bocas y los expertos aseguran que la mala visibilidad complica un análisis más detallado.
La agencia meteorológica de Islandia descarta que la lava alcance el mar y reafirman que las barreras deberían ser capaces de contener ahora a las posibles lenguas, según recoge la televisión pública RUV. Es la quinta erupción que se recoge en la zona desde que ocurriese la primera en el pasado diciembre. Esta ha implicado un nuevo desalojo de la localidad de Grindavik.
Esta localidad es el núcleo poblacional en la zona suroeste de Islandia y tiene unos 4.000 habitantes. Con la erupción de enero, tres viviendas fueron arrasadas por la lava. La zona estuvo inactiva durante casi 800 años hasta principios de 2020, al comenzar actividad sísmica en la península. El magma volvió a emerger en 2021.
Uno de los eventos volcánicos más complicados en la historia reciente de Islandia fue en 2010. Ese año erupcionó el volcán ‘Eyjafjöll’ con una explosión que liberó una columna de ceniza que paralizó el tráfico aéreo de todo el continente europeo durante semanas. Esto supuso la cancelación de 100.000 vuelos y afectó a 10 millones de personas.