En Brasil se encuentran en alerta por temperaturas que estarán entre 42 y 50 grados, pero algo más destacable aun es que han alcanzado una sensación térmica de 62,3 grados. Es una situación que dificulta cualquier actividad que no suponga bañarse en el mar o meterse en una piscina. Según informa en el vídeo el periodista Álvaro Berro, es una situación anómala que es global, en todo el mundo se están alcanzando récords de temperatura.
Un ciudadano brasileño comenta que la única solución para combatir esta ola de calor es el agua fría o el aire acondicionado, ya que no hay otra manera de estar al sol, es como el calor del desierto. Esto ha supuesto encontrar imágenes con playas o piscinas abarrotadas, ya que la sensación térmica se encuentra en torno a los 60 grados, una medición récord registrada en Río de Janeiro a las 10:20 horas.
En paralelo a este exceso de calor, la agencia meteorológica brasileña MetSul informó de que “la semana será de muy alto riesgo en el Centro y Sur de Brasil por intensas lluvias y tormentas. Lo más preocupante es un frente frío muy intenso que llegará con lluvias torrenciales y posibles vendavales”.
Flora González, meteoróloga de Mediaset, cuenta que esta sensación térmica surge de la unión entre altísimas temperaturas, una humedad relativa en el ambiente muy elevada y la ausencia de viento. Además, al igual que las autoridades brasileñas, ofrece los consejos de evitar largas exposiciones al sol e hidratarse constantemente, para así evitar los golpes de calor
Cualquier tarea que se realice en estas condiciones es un riesgo importante para la salud y además dormir es una tarea muy complicada. Una ciudadana brasileña dice que ya nadie duerme por la noche, que se quedan afuera, además, si usas el aire acondicionado la factura de energía aumenta y ella no puede permitírselo porque se encuentra desempleada.
La temperatura ideal para nuestro organismo debe ser de 37 grados o menos. En caso de que nuestra temperatura corporal superase los 40 grados y fuésemos incapaces de eliminar el exceso de calor, sufriríamos alteraciones en nuestro sistema nervioso. Además, si nos deshidratamos, no podemos sudar suficiente como para enfriarnos, de manera que podríamos sufrir un golpe de calor.
Una insolación se da cuando nuestro cuerpo no logra regular su temperatura y sigue en aumento. Ésta puede provocar un shock, daños cerebrales, insuficiencia en los órganos o incluso la muerte. Los grupos de mayor riesgo son los niños pequeños y las personas mayores, pero también hay otros grupos vulnerables: las personas que no están acostumbradas al calor extremo o a la alta humedad, enfermos o lesionados, personas con obesidad y aquellos que practican ejercicio.
Hay una serie de factores que aumentan las posibilidades de que se sufra un golpe de calor: el consumo de alcohol antes o después de estar expuesto al calor o a una humedad alta, la falta de consumo de líquidos en los días más cálidos cuando se está activo, tener una cardiopatía, el consumo de ciertos medicamentos, problemas con las glándulas sudoríparas y el uso de ropa en exceso.