El restaurante más antiguo del mundo se encuentra en esta famosa ciudad española


El restaurante fue fundado en 1725 por el cocinero francés Jean Botin y su esposa
Otro de los secretos del éxito de Botín es su horno de leña, que ha permanecido encendido desde el día de su inauguración
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Madrid, una ciudad con siglos de historia y cultura, alberga un tesoro único que combina tradición y gastronomía: el Restaurante Sobrino de Botín. Reconocido por el Libro Guinness de los Récords como el restaurante más antiguo del mundo, Botín ha sido testigo de innumerables momentos históricos desde su fundación en 1725. Su relevancia va más allá de la cocina, pues representa una parte viva de la historia.
Los orígenes de Botín
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El restaurante fue fundado en 1725 por el cocinero francés Jean Botin y su esposa en el número 17 de la calle Cuchilleros, en pleno corazón del Madrid de los Austrias. Inicialmente, Botín comenzó como una modesta posada destinada a alimentar y alojar a viajeros. Tras el fallecimiento de Jean, su sobrino, Cándido Remis, heredó el negocio y lo renombró como Sobrino de Botín, que es la denominación que permanece hasta hoy.
Su localización estratégica, cerca de la Plaza Mayor, ha convertido al restaurante en un punto de encuentro del Madrid bohemio para mercaderes, políticos y artistas, contándose entre sus clientes habituales nombres tan ilustres como Valle Inclán y Julio Romero de Torres. Hoy, tres siglos después, sigue siendo un referente de la tradición culinaria española.
A lo largo de sus tres siglos de historia, Botín ha sobrevivido a incontables eventos que ya forman parte de los libros. Durante la Guerra Civil, el restaurante se mantuvo operativo, sirviendo alimentos a soldados y habitantes de Madrid. Este espíritu resiliente ha sido fundamental para que Botín se mantenga en funcionamiento continuo, adaptándose a las necesidades y retos de cada época.
Más recientemente, la pandemia supuso un desafío sin precedentes para el sector de la hostelería. Sin embargo, Botín consiguió sobrevivir a la situación y mantenerse abierto, implementando servicios de comida para llevar y adaptándose a las nuevas normas de seguridad, lo que demuestra su capacidad de innovación sin perder la esencia de su tradición.
Otro de los secretos del éxito de Botín es su horno de leña, que ha permanecido encendido desde el día de su inauguración. Este horno, alimentado con madera de encina, es una pieza clave en la elaboración de los platos más emblemáticos del restaurante, como el cochinillo asado y el cordero lechal.

Según los actuales propietarios, la familia González, este horno no solo mantiene una temperatura constante ideal para asar carnes, sino que también aporta un sabor único, inimitable a través de técnicas más modernas.
Botín en la literatura y la cultura
Botín no solo ha servido comida a lo largo de su historia, sino que también ha sido un escenario cultural importante. Francisco de Goya, uno de los grandes genios de la pintura española, trabajó allí como friegaplatos antes de alcanzar la fama como artista. Este detalle convierte al restaurante en un lugar de interés para quienes buscan rastrear los pasos de figuras históricas.
Además, el escritor estadounidense Ernest Hemingway, famoso por su pasión por España, frecuentaba Botín y lo mencionó en su novela The Sun Also Rises (Fiesta). En la obra, el protagonista disfruta de una cena en el restaurante, inmortalizando su importancia en la vida cultural de la ciudad. Pero no solo esto, sino que hay muchos autores que han mencionado este establecimiento en sus obras literarias. Hablamos de nombres tan importantes como Galdós, Ramon Gómez de la Serna, Graham Greene, Arturo Barea, Frederick Forsyth, el Conde de Sert o Carlos Arniches.
Reconocimientos y premios
El prestigio de Botín no solo se debe a su longevidad, sino también a la calidad de su cocina y servicio. En 2024, la revista Forbes incluyó al restaurante entre los tres mejores establecimientos gastronómicos clásicos del mundo, destacando su compromiso con la tradición culinaria y su capacidad para ofrecer una experiencia auténtica a los comensales. Este reconocimiento de nivel internacional subraya la importancia de Botín como un referente cultural y gastronómico.
Entrar en Sobrino de Botín es mucho más que hacer una visita a un restaurante. Es casi como viajar en el tiempo. Las paredes de piedra, las vigas de madera y los cuadros antiguos crean una atmósfera que transporta a los comensales a otra época. Cada rincón del restaurante cuenta una historia, desde el horno perpetuo hasta las mesas que han acogido a generaciones de visitantes.
Además, el personal, muchas veces descendiente de familias que han trabajado en Botín durante décadas, aporta un toque personal que hace que cada visita sea inolvidable.