Un enorme estruendo sorprendió el pasado lunes a la tranquila localidad de Mieres, en Asturias. Una brutal explosión que dejó 15 heridos, tres de ellos de gravedad y un edificio completamente destruido.
Los propios vecinos de las casas cercanas, grababan con su propio teléfono móvil la enorme columna de humo que se veía, unido a los gritos de varias personas, a los pocos segundos de sentir la enorme explosión y declaraban que "es un milagro que no haya habido ningún fallecido".
Uno de los afectados, Arturo, que se encontraba en la calle muy cerca del edificio que explotó, relataba: "Acababa de llegar de trabajar, me bajé del coche y justo fue el estallido". En referencia a la intensidad de la explosión, Arturo asegura que fue brutal: "Vi una bola negra y empezaron a caerme tejas del cielo, no se veía nada".
Tras este momento, este vecino nos cuenta que socorrió a una señora que tenía una herida que sangraba en la cabeza provocada por una teja y ayudó a otro vecino que salía negro pidiendo ayuda: "Decía que se moría, fue todo un momento de caos total".
Acto seguido, después de atender a la gente que le pedía ayuda, Arturo comenta que le entró una gran preocupación por su familia, concretamente por su mujer y su hijo, que se encontraban en un piso de un edificio muy cercano al de la explosión: "Me tranquilicé cuando vi a mi hijo asomado en la ventana".