La letra pequeña de la declaración de Ábalos en el Supremo: así ha intentado desacreditar a Aldama

José Luis Ábalos ha declarado como imputado ante el Tribunal Supremo, lo ha hecho durante casi cuatro horas y de forma voluntaria. El exministro ha respondido por el caso Koldo y las declaraciones e indicios que le señalan por corrupción con una estrategia clara: desacreditar al empresario Víctor de Aldama. Pero, la declaración de Ábalos podría tener letra pequeña.

José Luis Ábalos ha llegado al Tribunal Supremo con una estrategia clara y con la confianza de su defensa en la capacidad de verbo que tiene, por ser político, y en que pudiera convencer al tribunal. El exministro tenía una estrategia evidente, que era desacreditar absolutamente a Víctor de Aldama, casi más incluso, que entrar en el detalle de algunas cuestiones que aparecen en el sumario y que le señalan directamente.

Como ya ha hecho en varias ocasiones, Ábalos ha vuelto a negar que se haya enriquecido con comisiones durante su época en el ministerio de Transportes. Pero esta declaración puede tener una letra pequeña, ya que parte de lo que se le acusa es de que gente de su entorno, personas que, por ejemplo, mantenían relaciones personales con él, disfrutaban de bienes que no abonaban. Esto supondría que él, directamente, no lo ha disfrutado y como esos bienes, y algunos de los que señala Víctor de Aldama, no estarían nunca a su nombre o no se habrían colocado todavía a su nombre en el momento de la investigación, en sentido estricto, es cierto que no habría un enriquecimiento ilícito por parte del exministro desde una perspectiva personal.

Además de la confesión de Víctor de Aldama, en el sumario del caso hay dos cuestiones contra José Luis Ábalos que serían las que están más acreditadas. La primera es el uso de una vivienda de lujo en el centro de Madrid, en la plaza de España. El piso costaba 2.700 euros mensuales de alquiler y hay una persona que estaba residiendo allí, cercana a Ábalos, a la que Koldo García, su mano derecha, habría mandado un que dice que tiene que salir de allí porque “ya está bien de estar viviendo gratis”.

La segunda es una vivienda en Cádiz, que se supone que era un alquiler, pero lo compra una empresa de la trama. Una cosa sería que estuviera en el mercado de alquiler y el ministro la comprara, que podría ser una casualidad, pero lo que parece que acredita la causa es que Ábalos encargó que fuera esa y no otra la vivienda, lo que dice Aldama es que era el pago por sus servicios.

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